Obras jocosas by Francisco de Quevedo

Obras jocosas by Francisco de Quevedo

autor:Francisco de Quevedo [Quevedo, Francisco de]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 1630-12-31T16:00:00+00:00


XVI

No es posible sino que cuando vuesa merced me empezó a querer me contó el dinero, porque a la propia hora que se acabó la bolsa expiraron las finezas. No me ha querido un real más mi alma. ¡Honrado terminillo ha tenido! Y ya que el diablo le ha dicho a vuesa merced que se acabó la mosca, quiérame sobre prendas, hasta que me deje en carnes, y favorézcame unos días sobre la capa, calzones y el jubón.

XVII

Ahora es, y aún no acabo de santiguarme de la nota del billetico de esta mañana. Mujer que tal piensa y tal escribe, ¿qué aguarda para asir de un garabato y andarse a hurtar almas del peso de San Miguel? Concertadme esas razones. Después de haberme mondado el cuerpo, y roídome los güesos, chupándome la bolsa, desparecídome la honra, desainádome la hacienda: “El tiempo es santo, esto se había de acabar algún día la vecindad tiene que decir, mi tía gruñe de día y noche; no puedo sufrir la soberbia de mi hermana; por vida tuya que excuses el verme y pasar por esta calle, y que démos a Dios alguna parte de nuestra vida”. ¡A buen tiempo se arremangó Celestina a remedar la nota de fray Luis! Ingierna hembra, diabla afeitada, mientras que tuve que dar y me duró el granillo, el tiempo fue pecador, no hubo vecinas, tu maldita y descomulgada tía que ahora gruñe de día y de noche, entonces de día me comía y de noche me cenaba, y con aquellos dos colmillos que sirven de muletas a sus quijadas, pedía casi tanto como tú, con más dientes que treinta mastines.

¿Qué diré de la bendita de tu hermana? Que en viéndome se volvía campana y no se le oía otra cosa que dan, dan. Bellaconas, ¿qué ha sido esto? Yo echo de ver que para convertiros no hay otra cosa como sacaros un gastado. Todas os habéis vuelto a Dios en viéndome sin blanca. Cosa devotísima debe ser un pobre, y vuestra calavera es bolsa vacía. En gracia me cae lo de que démos a Dios parte de nuestra vida; y ¿qué vida, para dar parte della sino a Lucifer? ¡Y aún (con vergüenza y hablando con perdón) quitas a los hombres lo que han menester y das a Dios lo que no es para su Divina Majestad! La tacaña se quiere hacer dadivosa de la otra vida. Sin duda te pusieron a depender conciencia en casa de algún sastre.

Digo que no pasaré por tu calle, ni menos por estafa tan desvergonzada, sino que nos convirtamos a medias: yo me arrepentiré de lo que te he dado, para salvarme y tú me lo restituirás, para que Dios te perdone; lo demás sea pleito pendiente para el purgatorio, sí cuando desta vida vayas se te hiciere camino por allí; porque si vas al infierno, yo desisto, que no me está bien ponerte demanda en casa de tu tía.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.