Ni prÃncipe ni princesa by Araceli Samudio
autor:Araceli Samudio [Samudio, Araceli]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Juvenil, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2016-10-12T00:00:00+00:00
29
Despedida
Un par de horas después de aquella hazaña, y sin entender muy bien si se trataba del dÃa o de la noche, Frieda se despertó en brazos de Adler. Suspiró al verlo dormir y sonrió, se sentÃa bien a su lado y no se arrepentÃa de lo que habÃa sucedido. De todas formas, aún se encontraba algo cansada y decidió que ir a darse un baño era una buena idea. Se levantó con cuidado de no despertarlo y se internó en el cuarto de baño con la idea de disfrutar del agua tibia sobre su piel.
Un buen rato después salió de la ducha vestida en ropa interior, se sentÃa descansada, el agua la habÃa relajado tanto que solo querÃa seguir durmiendo, sin embargo, el hambre también empezaba a hacerse notar.
âBelleza âdijo Adler al contemplarlaâ. Oye, Fri⦠hace rato escribiste aquà âcomentó y señaló su estómagoâ que me amabas, ¿podrÃas decirlo por favor? âinquirió divertido.
âNo âmurmuró Frieda avergonzadaâ. Ya pasó el momento, espera el siguiente âañadióâ. Y no pienses que te lo diré a cada segundo âamenazó y Adler sonrió.
âPor favor, por favor, por favor âdijo arrodillándose en la cama y juntando las manos para rogarle.
âTe ves bien asà âcomentó Frieda mirándolo de arriba abajo.
â¿Asà desnudo? âpreguntó el chico sonriendo con suficiencia.
âNo, asà rogando âañadió la chica y Adler ladeó la cabezaâ. Bueno, asà rogando desnudo âadmitió.
â¿Por favor? âinquirió de nuevo.
âTe amo, Ad âdijo Frieda sintiéndose incapaz de resistirse a aquella imagen.
â¡Bien! ¡Otra vez! âexclamó Adlerâ. Esto es tan increÃble âañadió, se recostó en la cama y colocó los brazos atrás de su cabeza.
â¡No seas tonto! âreplicó Frieda sintiéndose algo intimidada, le costaba aceptar aquello y se le hacÃa aún más difÃcil si Adler se burlaba. Cerró los ojos con fuerza para hacer pasar las ganas de decirle algo que le molestara, no era el momento.
â¿Quieres hacerte invisible ahora, amor? Porque la verdad es que no me gustarÃa que eso sucediera âañadió con dulzura y recordó que de niña ella creÃa que al cerrar los ojos tenÃa el poder de volverse invisibleâ. Abre los ojitos, Fri âpidió con dulzura y ella asà lo hizoâ. Yo también te amoâ¦
Frieda sonrió al sentir la tranquilidad que le suponÃa escuchar esas palabras de sus labios. Ella lo sabÃa, lo sentÃa, lo suponÃa; pero nada era igual que escucharle decir aquello y le encantaba. Su corazón se infló y sintió que las mariposas se alborotaban en su estómago y hacÃan una gran fiesta.
Se acercó a él y lo besó con arrebato, con pasión. Adler le siguió el beso mientras acariciaba su cabello con una mano y con la otra se hacÃa camino en su espalda.
Se detuvieron luego de un rato, para mirarse, observarse y sonreÃr. Adler pensó que su chica se veÃa bella con las mejillas sonrojadas y los labios algo hinchados luego de tantos besos, sintió que cada parte de su cuerpo, cada sitio de su alma se enamoraba más de ella. No solo la querÃa, la amaba, y gracias a ella habÃa entendido
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