Naumaquia by Jordi Nogués

Naumaquia by Jordi Nogués

autor:Jordi Nogués [Nogués, Jordi]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2019-09-01T16:00:00+00:00


* * *

Los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses.

El cuerpo de Kella se había musculado de tal modo que aquella delgadez inicial apenas era un vago recuerdo.

Igualmente, su pericia con la espada la había situado a un nivel parecido al de Dicta. Sin embargo, aún le faltaba la elegancia de su amiga. En este momento luchaban juntas.

Todas las gladiatrices del ludus estaban sentadas alrededor, de espectadoras. Al igual que Arianilla, Sergiolo y el resto de magisteri.

Las espadas parecían meras prolongaciones de los brazos y los movimientos eran ejecutados a una alta velocidad. Los golpes entre maderas, espadas y escudos resonaban en aquel silencio.

Kella y Dicta se miraban a los ojos, sin dejar de observar a la rival ni un momento.

El estilo de Dicta era perfecto; sus movimientos se acompasaban al ritmo preciso que buscaba en cada golpe. Kella, más tosca, basaba más su lucha en la velocidad y en una defensa fundamentada en unos vertiginosos movimientos con su cuerpo, siempre dispuesta a ofrecer el escudo cuando bajara la defensa ante un nuevo ataque.

La aún novicia intentaba ejecutar ataques definitivos con la zurda, buscando sorprender a su adversaria. Pero Dicta la conocía demasiado y se anticipaba a sus movimientos.

—¡Alto! —La que gritó fue Arianilla, después de un buen rato de combate equilibrado que no parecía tener fin—. Debéis buscar el punto débil de vuestra adversaria y llevarla hasta allí. No confiéis tanto en la forma de luchar de cada una, buscad a la rival.

La lanista se encaró, primero, a la más veterana:

—Sabes que tus movimientos son perfectos, pero te falta improvisación, genialidad. Ve más allá de la perfección y la elegancia o no las encontrarás jamás. Contra otras gladiatrices puede valerte con utilizar bien tu técnica, pero para alguien como Kella, no.

—Ella es muy ágil. Es difícil darle —contestó Dicta.

Después, la dueña del ludus se dirigió a Kella:

—Tu problema es que piensas demasiado en cómo atacar. Y eso ralentiza tus golpes. No pienses tanto y hazlo. Desde allí —señaló el lugar donde estaba Arianilla durante el combate— puedo escuchar cómo piensas. —Kella la miró casi molesta por la reprimenda—. Imagínate cómo lo escucha tu rival. ¡Ahora, seguid!

Arianilla abandonó el centro de la arena y se fue hasta el resto de entrenadores.

El combate se reanudó.

Todo parecía igual. La ejecución perfecta de Dicta y los veloces movimientos del cuerpo de Kella.

Dicta intentó atrapar a su oponente con un par de tretas, pero Kella no cayó en ellas.

En un momento dado, dejó desprotegido parte de su costado con la intención de que su rival atacara por ese punto. Kella no perdió ni un suspiro y atacó con rapidez. La defensa de Dicta fue muy buena y Kella descubrió su espalda. Cuando la veterana iba a golpear con fuerza, la novicia lanzó el escudo, hizo una voltereta en el aire y anuló el ataque de Dicta.

Después Kella abandonó toda lógica en el combate y pareció enloquecer. Sin escudo, ganó en velocidad y los ataques eran tan rápidos que eran incluso difíciles de visualizar.



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