Miss Austen by Gill Hornby

autor:Gill Hornby [Hornby, Gill]
La lengua: eng
Format: epub
Tags: Fiction, Historical, General
ISBN: 9788419386106
editor: Libros de Seda
publicado: 2023-05-07T22:00:00+00:00

—¡Qué maravilla! —Exclamó Jane desabrochándose el sombrerito, que reveló el pelo desarreglado y un cutis resplandeciente—. Esta mañana el agua estaba mejor que nunca. ¡Cómo me gusta esto! Muchísimo más que esa insufrible Bath. Bueno, queridas, decidme qué aventuras habéis corrido. Tengo que decirte que tienes un aspecto estupendo, Cass, incluso radiante. No me apetece nada decirte esto, pero a pesar de tus esfuerzos, parece que estás recuperando el esplendor. —Agarró a Anna de los hombros y la miró a los ojos—. ¿Y tú, mi niña? ¿El mar ha ejercido ya su magia contigo? ¡Me parece que no! Confiésalo todo, Anna. ¿Dónde has pasado estos últimos meses? ¿En una caverna, dentro de una chimenea? ¡Vamos, confiesa tus secretos más oscuros!

Anna soltó una risita, la primera desde su llegada.

—¡En Steventon, tía Jane, te lo prometo!

—Pues es que estás más que pálida —dijo, dejando el sombrero sobre la mesa—. Cuando tu tía Cassy y yo vivíamos en la rectoría, dábamos un paseo cada tarde. Rigurosamente, casi religiosamente. Para nosotras no hacerlo era incluso de muy mala educación. Parece que ahora las jóvenes pensáis de otra manera.

Cassy también rio con ganas, sin pensar en los perturbadores acontecimientos de la mañana. En ese momento lo que sentía era una gran pena por la pobre niña. Dejar Hampshire había sido duro en muchos aspectos, pero quizá lo peor fue eliminar el contacto diario con Anna. Se refugiaba en ella para olvidar sus problemas con Mary, con la que siempre había tenido dificultades. Pero ahora, tras la llegada del bendito y ansiado niño, la situación era insostenible. Fue un triunfo conseguir que les acompañara durante el verano. Iban a recuperarla, Cassy estaba segura de ello. Mientras el resto de la familia se divertía, ella le devolvería la vida a esta querida niña.

—Subo a ver cómo está nuestra madre —dijo Cassy—, y después haremos planes para lo que queda del día.

—¿La abuela está muy malita? —preguntó ansiosamente Anna.

—No, querida —la tranquilizó Jane—. No hay por qué preocuparse. A tu abuela le gusta probar la cama cada vez que llega a un sitio nuevo. Es su manera de sentirse como en casa. Prueba el colchón, se pone en contacto con los mejores médicos de los alrededores, compara los remedios del boticario local con los que ella conoce, y así sabe perfectamente qué puede esperar si realmente se pone enferma. Cosa que, por cierto, nunca ocurre. Pero igual su sabiduría consiste precisamente en eso: más vale prevenir que curar. Como pasa con todos los enfermos imaginarios, nos va a sobrevivir a todos.

—Jane, eso no es del todo justo. Madre lleva sufriendo una crisis hepática desde que salimos. Viajar le sienta mal…

—O no. —Jane se encogió de hombros sonriendo—. Y en ese caso, mi hipótesis sería cierta.

Cuando Cassy regresó, su hermana y su sobrina estaban muy enfrascadas en un juego: una de ellas era pirata y la otra una pobre damisela que había naufragado. Las dos se partían de risa. La libreta nueva yacía abandonada en la alfombra. La recogió, desplegó su labor y esperó a que terminaran de jugar.

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