Mil de fiebre by Juan Andrés Ferreira

autor:Juan Andrés Ferreira [Ferreira, Juan Andrés]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Hispanic & Latino, Fiction, General, Literary
ISBN: 9789974892231
Google: Q1JtDwAAQBAJ
Amazon: B07H5TS3HZ
editor: RANDOM HOUSE
publicado: 2018-09-06T21:00:00+00:00

Caja negra

Primero va al supermercado más grande que tiene cerca del apartamento y pide cajas de cartón. En el apartamento arma las cajas. En las cajas coloca libros, carpetas y papeles. Luego aparatos y electrodomésticos, que no son tantos. Luego, en otras cajas, adornos, vasos, platos y cubiertos. Los restos del reloj pulsera, regalo de aniversario de Carla, los coloca en una pequeña caja negra que a su vez pone dentro de una mochila. Siente sequedad en la boca y, al mismo tiempo, que su cuerpo está cubierto de una sustancia dura y pegajosa. Toma una ducha. Una ducha fría, para frenar los estallidos en su cabeza. Para acallarlos. Se seca el pelo con una toalla con la que luego seca el piso del baño. Toma la afeitadora eléctrica. Lleva tiempo sin usarla. Todos los días se afeita con espuma y maquinillas de cabeza móvil descartables. Examina su rostro anguloso. Sus ojos negros. Sus párpados. Sus mejillas delgadas. El hundimiento que se origina en el cruce entre los párpados inferiores y las mejillas. Mira el color y la forma de su boca. Sus labios descoloridos y delgados. El surco nasogeniano, que es como una cicatriz. El arco de Cupido pronunciado, que parece filoso. Observa su amplio mentón. Y observa sus orejas. Enormes. La razón de las repetidas burlas en la escuela. Luis Dumbo. La razón por la que, durante la adolescencia, se dejó la media melena. Así, el pelo cubriendo las orejas, durante años. Enciende la afeitadora y la pasa por la base de la cabeza. Los mechones caen sobre sus hombros y luego al piso. Cuando completa la operación, luego de asegurarse de que no haya quedado ningún remanente en la cabeza, se coloca espuma de afeitar en el pecho y en los brazos, se afeita el pecho y los brazos, y a continuación hace lo mismo con las axilas, las piernas y la zona púbica, hasta que siente que ha quedado completamente limpio de vellosidades.

Las cejas.

Decide que las cejas pueden quedarse.

Toma otra ducha, más breve, se coloca el salto de cama, traga dos pastillas de quetiapina, se acuesta, se duerme, sueña con sapos negros, con Carla y con Emilio, que aparecen como fantasmas, sueña con una mujer de pelo blanco que es muy parecida a Emilio, la mujer se acerca y su cabeza se abre, se parte a la mitad, verticalmente a la mitad, la mujer no sufre, simplemente deja que su cabeza se abra, y de allí sale otra mujer cubierta de espuma, sale de una bañera, porque la cabeza de la mujer de pelo blanco se ha convertido en una bañera de porcelana cruda.

Temprano en la mañana telefonea a la Biblioteca Nacional. Tiene varios libros para donar. ¿Cuándo pueden venir a buscarlos? Me voy mañana, dice. Esa misma tarde llegan de la Biblioteca a buscar los libros. Luis entrega su colección de revistas a un liceo, mete todos los discos de música en una caja que deja en la calle, y gran parte de la ropa la junta en bolsas de nailon que lleva a la Cruz Roja.

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