Mi isla by Elisabet Benavent

Mi isla by Elisabet Benavent

autor:Elisabet Benavent [Benavent, Elisabet]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2016-01-01T05:00:00+00:00


29

EL FINAL DE OCTUBRE

Me hubiera encantado plantarme en el calendario, darles una paliza a todos sus pretenciosos días y que el mes de octubre se hubiera quedado en coma, pero el tiempo pasó y yo me encontré un día recogiendo mis cosas de su apartamento entre triste y amargada porque, además, me había bajado la regla días atrás y adiós sexo y adiós a «hacer amorosamente el amor». Hola, «¿Alejandro, tienes un ibuprofeno?».

Así que allí estábamos, haciendo la maleta, metiendo junto a mi ropa nueva y mis viejos modelitos todos los recuerdos de un mes perfecto y un par de revistas con mi foto en las que se preguntaban quién era esa misteriosa y elegante chica que acompañaba a Alejandro Duarte. Elegante. Deberían verme con los pies negros andando descalza por la carretera que había junto a mi casa, con el pelo suelto y la raya en medio, con las uñas negras después de pelar alcachofas. Sí, de lo más elegante del mundo.

Él estaba callado, serio y bastante meditabundo. Al principio me asusté, pero era evidente que aquel mes había estado demasiado bien como para dejarlo ahí. Estábamos enamorados. Era lógico estar tristes.

Cuando salimos del apartamento le pedí que me dejara volver a entrar para echar un último vistazo y le planté un beso al frigorífico, dejando mis labios pintados estampados allí. Hice lo mismo en el espejo del baño. ¿Marcadita de territorio? No, creo que más bien fue ñoñería. La «meadita» la había echado rociando mi perfume en la almohada y hasta dentro del armario. Estoy loca, ya lo sé. Pero es que me iba muy lejos…

De camino al aeropuerto casi no hablamos. Revisé la documentación, que el teléfono móvil seguía dentro de mi bolso y si llevaba suelto para comprarme una chocolatina. En realidad disimulaba el esfuerzo titánico que estaba llevando a cabo para no echarme a llorar como una gilipollas. Había sido… especial. Cuando una plantea un viaje como aquel sueña mucho; se corre el peligro de que la realidad no alcance a la ficción que hemos inventado y volvamos decepcionadas, pero… ¿qué pasa cuando a pesar de soñar mucho y muy fuerte todo se desborda y es aún mejor? Las calles de una ciudad increíble cubiertas de hojas rojizas y anaranjadas, dejando sus esquinas al resguardo de la brisa fría y húmeda y nosotros dos… viviendo allí como si pudiéramos hacerlo siempre. No habían sido unas vacaciones, sino un ensayo general para lo que podría ser el futuro. Juntos. ¿Y si habíamos encontrado un lugar en el que quedarnos siempre? Y… no me refiero a Nueva York. Me refiero a nosotros.

Una vez en el aeropuerto, recorrimos la terminal silenciosos y tras facturar las maletas y acercarnos al control de seguridad, Alejandro me atrajo hasta él y me abrazó con fuerza. Había llegado el momento de la despedida sin saber, además, cuándo podríamos volver a vernos. Sabíamos que era posible que durante las Navidades Alejandro pudiera viajar a España pero son fechas muy familiares, aún no había comprado el billete…, estaba todo en el aire.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.