Melodía silenciosa by Mary Balogh

Melodía silenciosa by Mary Balogh

autor:Mary Balogh [Balogh, Mary]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 1997-07-31T16:00:00+00:00


* * *

Por suerte, hacía una noche templada. Emily llevaba toda una semana esperando que llegara, una semana de días nublados y más bien fríos. Pero esa noche era perfecta. La luna y las estrellas brillaban en el cielo y se reflejaban en la superficie del río Támesis mientras lo cruzaban en una barcaza. Alzó la cara hacia la luz de la luna un momento y fue consciente del vasto misterio del universo.

Poco después bajaban de la barcaza. El vizconde de Burdett la tomó de la mano y la sostuvo con firmeza mientras le sonría, al mismo tiempo que lord Quinn ayudaba a su tía Marjorie y el conde Weims, a Doris. Al cabo de un momento llegaron a la entrada a los jardines de Vauxhall, y Emily se dispuso a contemplar el lugar del que tanto le habían hablado y que tantos deseos tenía de ver. Los famosos jardines de recreo, los grandes rivales de los jardines de Ranelagh, que también ansiaba ver. Se decía que ambos eran mágicos por la noche.

A su derecha, y extendiéndose a lo largo, descubrió una larga columnata coronada por una cubierta abovedada de estilo gótico, iluminada por farolillos dorados y rojos. Al frente estaba la arboleda de la que tanto le habían hablado, el bosque y sus numerosos senderos ocultos entre la espesura. Los árboles estaban adornados con guirnaldas de farolillos. A lo largo de la avenida central, en mitad de la espesura, distinguía una zona deslumbrante. Debía de ser la rotonda, el lugar donde tocaban las orquestas, actuaban los cantantes famosos y la gente bailaba; el lugar donde los clientes más adinerados comían y bebían en los reservados mientras disfrutaban de los espectáculos que se desarrollaban frente a sus ojos. El vizconde de Burdett había pagado un reservado para esa noche.

—Lady Emily —dijo el vizconde, que le rozó los dedos de la mano que descansaba sobre su brazo—, ¿le resulta agradable?

Era mágico, espectacular. No alcanzaba a creer que eso fuera un parque, con árboles y hierba, con el cielo sobre sus cabezas. Se preguntó de pasada cómo sería durante el día, cuando no hubiera farolillos iluminados, o cómo sería con los farolillos apagados y sin gente abarrotando la avenida. Pero desterró ese pensamiento. No quería saberlo.

Le regaló una sonrisa radiante al hombre que había conversado con ella en varios bailes durante las semanas transcurridas en Londres, que la había visitado en casa de su tía Marjorie y que la había acompañado al Paseo de Saint James’ Park. Era el más constante de entre el extraordinario número de caballeros que le prestaba atención allá donde iba. Emily desconocía el motivo de tanta atracción, a menos que se tratara de la novedad de cortejar a una mujer que solo podía sonreír y asentir con la cabeza por escandalosos que fueran sus cumplidos o por aburrida que fuera su conversación. Casi siempre había un nutrido grupo a su alrededor, caballeros que hablaban entre ellos y a quienes su silencio no les resultaba tedioso. Las multitudes también le ahorraban la necesidad de concentrarse en todo momento en los labios de los demás.



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