Malicia by Sara Shepard

Malicia by Sara Shepard

autor:Sara Shepard [Shepard, Sara]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Juvenil
editor: ePubLibre
publicado: 2008-11-25T05:00:00+00:00


17

Los sacrificios de ser popular

—No sé qué tiene Kirsten Cullen, pero parece que ha engordado, ¿no? —susurró Naomi a Hanna al oído—. ¿A lo mejor son los brazos?

—Desde luego —respondió—. Eso le pasa por beber cerveza en las fiestas de Navidad. —Pasó por delante de ellas Sienna Morgan, una preciosa estudiante de segundo con un bolso de Vuitton al hombro—. Os habéis enterado de lo del bolso de Sienna, ¿no? —preguntó al resto, haciendo una pausa dramática—. ¡Se lo ha comprado en un outlet!

Naomi se tapó la boca con la mano. Riley sacó la lengua, imitando una arcada. Kate se colocó el pelo detrás del hombro y buscó un lápiz de labios en su bolso, absolutamente auténtico, de Vuitton.

—Tengo entendido que en los outlets solo venden falsificaciones —murmuró.

Era jueves por la mañana y todavía no habían comenzado las clases. Hanna, Kate, Naomi y Riley estaban sentadas en la mejor mesa del Steam. Por los altavoces del local empezó a sonar música clásica, la señal de aviso de que tenían que ir a las aulas. Hanna y Kate se agarraron del brazo, y Naomi y Riley las siguieron. Parecía que estaban desfilando con una cohorte de chicos detrás. El pelo caoba de Hanna se movía a su paso. Naomi creaba tendencia con sus botines verdes. Riley no podía lucir mucho escote, pero hoy parecía tener más pecho gracias al Wonderbra que la obligaron a comprarse en el King James el día anterior. Había sido la mejor jornada de compras que Hanna había tenido en mucho tiempo, la verdad. No era de extrañar que las chicas de segundo que estaban junto a objetos perdidos no les quitasen ojo de la envidia. Tampoco era raro que Noel Kahn, Mike Montgomery, James Freed y el resto del equipo de lacrosse hubieran estado comiéndoselas con los ojos desde la mesa del fondo de la cafetería. Apenas habían pasado unas horas desde que Hanna se disculpó delante de Naomi y Riley, pero todo el mundo parecía entender que eran las chicas a las que había que tener envidia y de quienes hacerse amigos. ¡Era genial!

De pronto, Hanna sintió una mano en su brazo.

—¿Tienes un segundo?

Spencer la apartó de un tirón hacia las taquillas. Tenía el pelo por la cara y miraba hacia todos los lados. Parecía un muñeco al que le hubieran dado demasiada cuerda.

—Lo siento, tengo prisa —dijo Hanna mientras intentaba pasar.

Spencer la llevó hacia la fuente de todos modos. Kate las miró por encima del hombro con cara de extrañeza, pero Hanna se despidió con la mano y se giró hacia su antigua amiga.

—¿Se puede saber qué te pasa? —soltó.

—Me ha llegado otro mensaje anoche —respondió mientras le plantaba su Sidekick en las narices—. Mira.

Hanna leyó el mensaje en silencio. «Creí que lo nuestro era amistad, Spence.» Bobadas.

—¿Y qué?

—Estaba en la biblioteca de Rosewood en ese momento. Cuando me di la vuelta, había vaho en la ventana. Marcas de respiración. Estoy segura de que era Ian. Nos está vigilando.

Hanna suspiró. Quizás era el momento



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