Los sentidos de las aves : qué se siente al ser un pájaro by Tim Birkhead

Los sentidos de las aves : qué se siente al ser un pájaro by Tim Birkhead

autor:Tim Birkhead [Birkhead, Tim]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Ciencias naturales
editor: ePubLibre
publicado: 2013-01-01T00:00:00+00:00


Las toxinas en las plumas y la piel del pitohuí proceden de su dieta (igual que en otros animales venenosos), en este caso de los escarabajos del género Choresine. La batracotoxina nueva es más tóxica que la estricnina. En efecto, cuando se inyectaron extractos de las plumas del pitohuí en ratones, estos sufrieron convulsiones y murieron, una prueba bastante convincente de toxicidad.

Las investigaciones en curso de Dumbacher y sus compañeros han revelado un total de cinco aves tóxicas en Nueva Guinea (de momento): los pitohuís bicolor, herrumbroso, negro y variable y la ifrita; todas con las mismas toxinas y todas con la característica de que desprenden un potente olor acre. Puede que las toxinas evolucionasen en un primer momento como una forma de mantener a raya a los piojos que se alimentan del plumaje y que después se desarrollasen para disuadir a depredadores más grandes. Jack Dumbacher no ha visto nunca a una rapaz intentar atrapar o matar a uno de sus pájaros incomibles para observar su reacción, así que no sabemos si lo encontraría repulsivo. Pero sí que ha realizado experimentos con serpientes y me ha dicho: «Las culebras arbóreas café y la pitón arborícola verde muestran una fuerte reacción a las toxinas y parece que les provoca angustia y por lo general irritación, pero no pudimos hacer suficientes experimentos para confirmar (o refutar) que estas serpientes aprendan a evitar las toxinas». También me dijo: «Personalmente, sospecho que el mayor beneficio de las toxinas lo obtienen durante la nidificación y que les ayudan a proteger el nido (los huevos y los pollos) y a las aves mientras descansan, pues de lo contrario estarían indefensos frente a los depredadores. Una descripción antigua de un único nido de pitohuí bicolor indica que los pollos con plumón tienen una coloración llamativa, y siempre he querido encontrar un nido activo para analizar las toxinas, pero nunca he tenido esa suerte». La teoría de Dumbacher es que la sustancia de las plumas de los adultos queda impregnada en los huevos durante la incubación y ayuda a disuadir a los depredadores de huevos como las serpientes[186].

Dumbacher y Beehler publicaron su artículo, como debía ser, en Science, en octubre de 1992 —con una fotografía en portada— y pusieron sobre aviso al mundo científico de la presencia de aves incomibles y venenosas[187]. Esto provocó que otros investigadores los informaran sobre otras aves que parecían ser tóxicas. Entre estas historias se encontraba la de John James Audubon, que hirvió las carcasas de diez cotorras de Carolina que había cazado (ahora el ave está extinguida) para su gato, expresamente para ver si eran venenosas. No lo dice, pero el gato desapareció, y comenta que siete gatos habían muerto el verano anterior por comer cotorras. Las aves se alimentaban de semillas de cadillo —que se sabe que contienen una toxina—, así que seguramente fuesen venenosas[188].

Otro ejemplo curioso es la convenientemente vistosa reinita roja de México, descrita en el Códice Florentino —el inventario precolombino de la flora y la fauna aztecas— como no comestible.



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