Los medios seres by Ramón Gómez de la Serna

autor:Ramón Gómez de la Serna [Gómez de la Serna, Ramón]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Teatro, Drama, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 1929-01-01T05:00:00+00:00

ESCENA III

Dichos, Margarita y la Media doncella.

DONCE. La señorita Margarita.

(En medio de la expectación de todos, entra Margarita, Medio ser vestido con un jersey extraño y falda de puntas y colgantes. Entra como una tromba y tira el azucarero).

MARG. ¡Hola!

LUCÍA. No importa… El azucarero es siempre el ser más desgraciado de la vajilla.

PABLO. Traes las manos frías.

MARG. Pues no hace frío… Es que no hay cosa que dé más frío que creer que se han olvidado los guantes.

PABLO. Creíamos que no ibas a venir…

MARG. Y yo creí que no iba a llegar… He coincidido en todas las paradas con el momento de tocar los pitos.

LUCÍA. No te disculpes. Siempre llegabas tarde al colegio, y eso que entonces no había paradas obligatorias…

PABLO. Llegas cuando ya no hay té, ni sandwichs de novedad

MARG. Ya lo sé; ésta es la hora en que sólo quedan los de cemento armado.

PABLO. No, aún los hay lo bastante apetitosos.

MARG. Vengan cosas que comer. Traigo un hambre terrible.

PABLO. Lucía ha preparado sandwichs modernistas de vitamina.

MARG. ¿Y qué es eso?

PABLO. Una cosa que deja el Sol como su mejor regalo.

MARG. ¡Pues venga uno de esos bocadillos, pero a mí de sol y sombra con vitaminas y mortadela!

PABLO. Para eso tienes que desencuadernar muchos. ¿Pero qué vitaminas necesitarás tú?

MARG. Una muy nutritiva.

PABLO. (En voz alta, a Lucía). ¿Qué vitamina corresponderá a Margarita?

LUCÍA. De la X. No sé lo que más le falta, y esa vitamina le servirá para lo que sea. (Se acerca a la mesa del lunch y comienza a comer con descarada glotonería. La Medio ser vestida de rosa, la Medio ser vestida de azul y la Medio ser vestida de amarillo forman un frente de ofensiva común ante la nueva visita).

AZUL. La debías dar de la uve y así tendría más vergüenza. ¿Has visto cómo pide de comer?

PURA. Son de un desparpajo inaguantable estas señoritas que exhiben tanto su hambre.

ROSA. Pero no hay nada tan aristocrático como eso.

AZUL. Se vengan en la hora del te del régimen de las comidas.

CUAD. Parece el delantero de un equipo de amazonas.

RAYAS. Esperemos que se atraque de bocadillos porque así cargará su máquina para decir más atrocidades.

PABLO. (A Margarita). ¿Quieres que pare el gramófono?

MARG. No me hace mal… Tengo algo peor en casa… Una vecina que está haciendo ensayo de risas histéricas todas las mañanas.

PABLO. ¿Que está loca?

MARG. No… son risas de teclas. (Margarita da color a sus labios con la barra de carmín).

PABLO. Pareces haber puesto paréntesis a un beso posible.

MARG. Un beso de cine. ¡Cómo me gustan los besos de cine! Absorben tanto, que la que los recibe encoge tanto, que parece convertirse 'en una niña de pecho aupada por su papá.

PABLO. Otras veces se quedan tan confundidas las almas que él se queda con la de ella y ella con la de él.

MARG. Fíjate en Juanita. Se mira siempre un dedo, como si estuviese enhebrando una aguja o como si tuviese la galantería que va a decir escrita en una uña. (Lucía avanza con Hortensio, ser completo).

LUCÍA. Yo necesito el cine todos los días.

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