Los juegos del hambre The Hunger Games (Spanish Edition) by Suzanne Collins

Los juegos del hambre The Hunger Games (Spanish Edition) by Suzanne Collins

autor:Suzanne Collins
La lengua: es
Format: mobi
ISBN: 9788498675399
editor: Molino
publicado: 2009-05-15T19:27:21.452000+00:00


--No estabas bromeando, ¿verdad? Sobre lo de aliarnos.

--No, lo decía en serio.

Casi oigo los gruñidos de Haymitch al ver que me junto con esta niña menuda, pero la quiero a mi lado porque es una superviviente, porque confío en ella y, por qué no admitirlo, porque me recuerda a Prim.

--Vale --responde, y me ofrece la mano. Le doy la mía--. Trato hecho.

Por supuesto, este tipo de trato sólo puede ser temporal, pero ninguna de las dos lo menciona.

Rue aporta a la comida un buen puñado de una especie de raíces con aspecto de tener almidón. Al asarlas al fuego saben agridulces, como la chirivía. Además, la niña reconoce el pájaro, un ave silvestre a la que llaman «granso» en su distrito. Dice que a veces una bandada llega al huerto y ese día todos comen bien. La conversación se detiene un momento mientras nos llenamos la tripa. El granso tiene una carne deliciosa, tan jugosa que te caen gotitas de grasa por la cara cuando la muerdes.

--Oh --dice Rue, suspirando--. Nunca había tenido un muslo para mí sola.

Ya me lo imagino; seguro que apenas consigue comer carne.

--Coge otro.

--¿En serio?

--Coge todo lo que quieras. Ahora que tengo arco y flechas, puedo cazar más. Además, tengo trampas y puedo enseñarte a ponerlas. --Rue sigue mirando el muslo con incertidumbre--. Venga, cógelo --insisto, poniéndole la pata en las manos--. De todos modos, se pondrá malo en unos días, y tenemos todo el pájaro y el conejo. --Una vez le pone la mano encima al muslo, su apetito gana la batalla y le pega un buen mordisco--. Creía que en el Distrito 11 tendríais un poco más para comer que nosotros. Ya sabes, como cultiváis la comida...

--Oh, no, no se nos permite alimentarnos de los cultivos --responde Rue, con los ojos muy abiertos.

--¿Te detienen o algo?

--Te azotan delante de todo el mundo. El alcalde es muy estricto con eso.

Por su expresión deduzco que no es algo poco común. En el Distrito 12 no suele haber flagelaciones públicas, aunque suceden de vez en cuando. En teoría, a Gale y a mí podrían azotarnos todos los días por ser cazadores furtivos (bueno, en teoría podrían hacernos algo mucho peor), pero todos los funcionarios compran nuestra carne. Además, al alcalde, el padre de Madge, no parecen gustarle mucho ese tipo de acontecimientos. Tal vez ser el distrito más desprestigiado, pobre y ridiculizado del país tiene sus ventajas, como, por ejemplo, que el Capitolio no nos haga apenas caso, siempre que produzcamos nuestro cupo de carbón.

--¿Vosotros tenéis todo el carbón que queréis? --me pregunta Rue.

--No, sólo lo que compramos y lo que se nos enganche en las botas.

--A nosotros nos dan un poco más de comida en tiempo de cosecha, para que aguantemos más.

--¿No tienes que ir al colegio?

--Durante la cosecha, no, todos trabajamos --me explica.

Es interesante oír cosas sobre su vida. Tenemos muy poca comunicación con los que viven fuera de nuestro distrito. De hecho, me pregunto si los Vigilantes estarán bloqueando nuestra conversación, porque, aunque la



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