Lo que un día fuimos by Lina Galán

autor:Lina Galán [Galán, Lina]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-02-22T00:00:00+00:00

Capítulo 23

Barcelona, 6 de mayo

(Escuchando 90 minutos, de India Martínez)

Querido diario:

Sé que llevo muchos días sin escribirte. La verdad, no tenía ni idea de cómo empezar a decirte lo que ha pasado, lo que pasó hace más de una semana.

Me he acostado con Pol.

¿Horrorizado? ¿Sorprendido? ¿Alucinado?

Quizá las tres cosas. U otras mucho peores. Y no te lo recriminaría, porque yo no sé ni lo que siento.

Tristeza, decepción, ganas de gritar.

Aun así, ya que ha pasado un tiempo prudencial, estoy preparada para contártelo, para enfrentarme a los hechos. Ocurrió en una casita de madera, en el jardín de Aina, en su fiesta de cumpleaños. Bebimos demasiado, Pol y yo nos quedamos solos, nos abrazamos un poco…

Joder, qué difícil me parece explicar lo que pasó y que suene coherente. Pero es que ¡Pol me acarició! Y me miró de una forma que debí de malinterpretar, porque, aunque el deseo era lo obvio, me pareció atisbar un brillo suave de dulzura, de cariño, en sus ojos azul universo.

El universo sí que me la ha jugado bien.

Te prometo que, cuando me levantó y tiró de mí hacia la casita, no imaginé ni por un segundo lo que iba a suceder. Ni siquiera cuando cerró la puerta y nos quedamos solos, ajenos a la fiesta y al mundo. Pero entonces me besó, y fue un beso tan tierno que temí que me explotara el corazón. Y a partir de ahí… bueno, supongo que jugaron su papel las hormonas y el alcohol, al menos por parte de él. No te digo que yo no me hubiese pasado con la bebida, pero ese hecho lo único que propició fue otorgarme la valentía de hacer lo que llevaba tanto tiempo deseando.

Tú lo sabes bien. Quiero a Pol. Lo amo y no sé si dejaré de hacerlo algún día, así que espero que no seas muy duro conmigo. Si estás enamorada de alguien en secreto, como es mi caso, y ese alguien te besa, te acaricia y te hace el amor, lo lógico es pensar que estás haciendo lo correcto. Me pareció un regalo caído del cielo que Pol me deseara de esa manera. Ya vendrían las consecuencias después.

Pero no, la vida no es tan fácil. Él sí que actuó movido por el alcohol, porque, cuando terminamos, me miró como si acabara de percatarse de mi presencia. Seguro que pensó: «No me jodas que acabo de follarme a Ona…».

Y lo sé bien porque, poco más tarde, ya estaba con Carla, la guarra que le zorrea cada vez que se le pone a tiro. Y te juro que me han entrado ganas de arrancarle el pelo a ella y de darle una patada en los huevos a él. Que se vayan a la mierda los dos.

Vale, respiro hondo. Ya se me ha pasado. Porque lo fácil hubiese sido decirte cosas tales como «¡¿En qué estaba yo pensando?!» o «¡¿Cómo se me ocurrió acostarme con Pol, por el amor de Dios?!». Pero no pienso ser tan hipócrita. Aunque después me arrepintiera,

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