Lo que perdimos by Catherine O’Flynn

Lo que perdimos by Catherine O’Flynn

autor:Catherine O’Flynn
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Policial
publicado: 2007-08-09T22:00:00+00:00


Capítulo 21

Lisa cerró la puerta de atrás con llave y empezó su travesía por los pasillos de servicio, camino a las galerías centrales. Había acabado tarde. El ordenador tenía jaqueca o algo así —se había negado a generar la información de lo recaudado en el día, de modo que le había tocado quedarse para intentar sonsacársela—. Nunca hacía su pequeño juego clandestino por la noche. Por la noche quería irse y punto. Se apoyó sobre la apagada puerta gris, oculta en medio del apagado muro de hormigón gris, e irrumpió en el otro lado, entre las paredes acristaladas de la galería oeste.

Las luces brillaban de forma tenue, y cuando Lisa llegó a la puerta de entrada al parking se encontró con que estaba cerrada. Se giró y miró alrededor de la galería en penumbra y se puso nerviosa. Nunca se había quedado hasta tan tarde ella sola. Ni Radio Green Oaks, ni el zumbido de la máquina abrillantadora; ni un solo ruido. En su lugar, había sombras y ángulos extraños, y el aire era frío.

Sabía que en los pasillos de servicio había salidas de emergencia. Recordaba que en una ocasión, un día en que ella y otros compañeros se habían quedado a hacer inventario, habían seguido al terminar una complicada ruta hasta el parking por los pasillos de servicio, pero hacía mucho tiempo de eso y ya no se acordaba del camino exacto. Decidió caminar hasta la fuente, que era donde los vigilantes de seguridad solían congregarse durante el día. Con un poco de suerte habría alguno patrullando por allí y podría pedirle que le abriera la puerta del parking.

Al pasar por delante de las tiendas oscurecidas se fijó en el desorden de tanta compra frenética —vaporosos tops de fiesta pisoteados sobre la moqueta, zapatillas del pie izquierdo revueltas por el suelo, bolsas de patatas vacías en los estantes con CDs—. Echaba de menos el insulso tintineo del hilo musical. Se preguntó quién sería la persona a la que se le ocurría ponerlo tan pronto por la mañana, y por qué lo quitaban por la noche. Le gustaba el hilo musical por la mañana: hacía que todo pareciera un poco irreal. Sabía que se sentiría mejor si pudiera escucharlo ahora.

Llegó a la fuente: ningún vigilante. Sintió que el miedo empezaba a latir en alguna parte de su interior e intentó calmarse. Se acordó de su pequeño show matinal y pensó que desde luego si algún vigilante la descubría ahora dando vueltas por el centro iba a parecer francamente sospechoso, de modo que le entró miedo de que las cámaras la captasen. Les contaría lo de la puerta cerrada con llave, pero no sabía si los vigilantes se lo acabarían de creer. Casi podía verlos, sospechando de su historia, registrándole el bolso, asumiendo que de hecho nunca había intentado irse, sino que había simulado que se iba para luego volver y con sus llaves entrar en la tienda y robar.

Lisa se sentía cada vez más segura de que estaba siendo observada; se sentía inquietantemente visible.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.