Lo mejor de cada una by W. Ama

Lo mejor de cada una by W. Ama

autor:W. Ama [Ama, W.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Infantil, Juvenil
editor: ePubLibre
publicado: 2018-11-30T16:00:00+00:00


—¡Genial, Blanca! Esta prueba está hecha para ti —apuntó Paula.

—Gracias por confiar en mí, pero te recuerdo que antes debemos encontrar el lugar donde está guardada la caja de la ira y… yo me oriento fatal —apuntó Blanca.

—Gretta, tú tienes muy buena orientación —le dijo Paula mientras le entregaba el mapa que James había dibujado.

Gretta miró el mapa. Enseguida pensó que si ella fuera un duende y tuviera que guardar una caja llena de enfado lo haría en una cabaña del bosque, lejos de alimañas. Así, su intuición condujo al grupo hasta una cabaña marcada en el mapa.

Las chicas, guiadas por Gretta, entraron en el cobertizo. Una luz surgió del techo sin que ellas tuvieran que dar a ningún interruptor y todas se extrañaron un poco. Seguramente, James había instalado en la pared un sensor de movimiento y este aparato había detectado su presencia.

El lugar estaba lleno de cosas. Estanterías con relojes, bolas del mundo de diferentes tamaños, una miniatura del Sistema Solar, una rueda de alfarero, varias macetas, cajas con tuercas, pilas de libros, trapos…

—Uf, esto va a ser como buscar una aguja en un pajar —dijo Blanca desanimada al ver tantos chismes por todos los lados.

—¡Es el cobertizo de James! —se dio cuenta Gretta que miraba a su alrededor girando sobre sí misma como si fuera una peonza.

—¡Es verdad! —exclamó Paula mientras miraba una extraña máquina—. Mirad, eso debe ser el expendedor de buenos consejos y sabias frases. ¿Os acordáis? El otro día James nos contó que fue un éxito mundial.

—¡No lo toques! A ver si vamos a romperlo sin querer —sugirió María.

—¿Por qué no usarlo? ¿Acaso no necesitamos un buen consejo para encontrar la caja de la ira? —preguntó Paula que ya había presionado uno de los botones del expendedor.

Las chicas esperaron a que del artilugio saliera algo, pero aquello no parecía soltar consejo alguno.

—Yo creo que este chisme está roto —concluyó Blanca, decepcionada.

Un ruido de teclas de máquina de escribir comenzó a escucharse y por una ranura lateral del expendedor apareció un papel.

Gretta estuvo rápida en cogerlo.

—¿Qué pone?, ¿qué pone? —Paula estaba impaciente.

—«En toda búsqueda hay valor» —leyó Gretta y se quedó pensativa—. ¿Creéis que significa que seamos valientes?

—Eso parece, sí —dijo Blanca—. Busquemos en este lugar lo que más miedo nos dé.

—A mí lo que más miedo da es esa figura —señaló María un horrible dragón de porcelana con los dientes tan afilados como cuchillos.

Las chicas se acercaron al dragón. La verdad es que era terrorífico y a todas se les puso la cara blanca del susto al verlo más de cerca. Sin embargo, pronto cambiaron su expresión de temor: bajo sus garras había ¡una caja!

Con cuidado para que no se rompiera, Gretta y María levantaron el dragón mientras Blanca cogía la caja.

—«Peligro: contiene gran cantidad de ira. No abrir bajo ningún concepto o un gran enfado invadirá la habitación» —leyó Blanca la inscripción en la tapa de la caja.

¡Era lo que buscaban!

—Ahora hay que escribir una carta —dijo María—. ¿Recordáis? Y sin faltas de ortografía para pasar la prueba.



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