Literatura epistolar by Varios Varios

Literatura epistolar by Varios Varios

autor:Varios Varios
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 978-607-735-170-2
editor: Editorial Océano
publicado: 2012-10-01T00:00:00+00:00


Al vizconde Bolinbroke

21 de marzo de 1729-1730.

Me decís que no habéis abandonado vuestro designio de copilar, escribir, etcétera. Tal la respuesta de todo pecador que aplaza su arrepentimiento. Ojalá Mr. Pope fuera tan grande acuciador como yo, que no anhelo otra cosa que ver cómo la verdad, en vuestras manos, deja toda maledicencia en el polvo. Cada año, o más bien cada mes, me hallo inclinado a ser más bravo y vengativo; y mi furor es tan innoble, que desciende hasta resentirse de la insensatez y vileza del pueblo esclavizado en medio del cual vivo. Conocí a un viejo noble de Leicestershire que se entretenía en arreglar gratis a sus arrendatarios las horquillas y las azadas. Sin embargo, a mí me quedan todavía ideas más elevadas, si estuviera más cerca de objetos en los cuales pudiese emplearlas; y, despreciando mi fortuna personal, cruzaría el canal de buena gana y ayudaría a mis superiores a echar a los verracos de la huerta, si sacara alguna esperanza de tal empeño. Cuando yo tenía vuestros años pensaba a menudo en la muerte, pero ahora, al cabo de una docena más, no dejo de pensar en ella, y me espanta menos. Infiero que la Providencia ha dispuesto que nuestros temores decrezcan con nuestro ánimo; a pesar de lo cual amo la bagatelle más que nunca, pues, siéndome pesado leer de noche, y como aquí las compañías van perdiendo gracia, no hago sino escribir mala prosa, o versos peores, de rabia o de fisga, de donde algunos se escapan para ofender o regocijar, y los demás los quemo. En Londres imprimen hojarasca irlandesa que cargan a mi cuenta, de lo cual me libraréis ante mis amigos, pues todo es espurio salvo un escrito, por el cual me regañó hace muy poco Mr. Pope.

Recuerdo que vuestra Señoría solía decir que pocos buenos oradores podrían conseguir, con el tiempo, la aprobación de cualquier cosa justa; y que el método común de una mayoría, llamar a votación, nunca podría triunfar mucho tiempo si la razón estaba del otro lado. Ignoro si la política no cambia, como el juego, mediante la invención de nuevos trucos; pero creo que en vuestro tiempo nunca hubierais permitido, como ministro, que una ley pasara por la Cámara de los Comunes sólo porque tuvierais una mayoría segura en la Cámara de los Lores para rechazarla, pues ello sería impopular y, por consiguiente, significaría una merma en la reputación. Y, sin embargo, esto, según nos dicen, ha ocurrido con el proyecto de calificación que se refiere a los pensionistas. Estoy por creer que la corrupción, como la avaricia, no tiene límites. Tuve oportunidades de conocer mejor que cualquier hombre de mi rango los procederes de vuestro ministerio; y, como mis ocupaciones no son muchas, los he comparado a menudo con estos últimos dieciséis años de paz profunda en toda Europa, y nuestra deuda de siete millones. Estoy obligado a jugar en pequeño, a irritar las bestias de aquí meramente por falta de mejor juego. Tentanda via est qua me quoque possim, etcétera.



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