Lealtad by Celeste Hall

autor:Celeste Hall
La lengua: spa
Format: epub
editor: Babelcube Inc.
publicado: 2022-09-10T00:00:00+00:00

Capítulo once

Tomás el enano rascó la cabeza de la pequeña cabra marrón que estaba a su lado.

"Una hermosa criatura, será una buena cabra lechera".

"Sí, mamá también lo cree". La niña sentada en el pequeño tronco que tenía delante sonrió: "Por eso puedo dejarla salir de los corrales para que juegue conmigo en el bosque. Ma cree que será una buena portadora de campanas cuando Mishi se seque".

"Tu madre parece una mujer muy sabia".

"¡Oh, sí, lo es!" La niña frunció un poco el ceño y miró por encima de su hombro hacia la cabaña enclavada entre los árboles, "Te llevaría a hablar con ella, pero tiene un paciente con una terrible fiebre y escalofríos. Dice que no debo entrar en la casa, salvo para dormir y demás. No creo que le guste mucho que te traiga".

Tomas inclinó ligeramente la cabeza y sonrió desarmantemente.

"Supongo que tu madre tiene muchos pacientes que acuden a ella sintiéndose enfermos".

"Oh, sí, la gente viene desde kilómetros de distancia para verla". El niño declaró con orgullo: "Es la mejor sanadora del reino. Incluso ha curado a algunos de los caballeros del rey Cederic".

Tomás levantó una ceja.

"¿Quizás un caballero con una espada oscura, que monta un gran caballo de guerra negro?"

La chica frunció el ceño.

"No lo recuerdo. Son extraños, ya ves, y no vuelvo a encontrarme con ellos. Pero no todos se van para siempre, a veces se quedan. Cari se quedó".

"¿Cari? ¿Era una extraña aquí, y visitó a tu madre para curarse?"

"No exactamente. Viajaba sola y necesitaba que la llevaran a la ciudad".

"¿Era una mujer joven con un hermoso cabello negro y ojos verdes?"

"¿Conoces a Cari?" La niña se rió encantada: "Era muy guapa, pero hablaba con Shuli como si estuviera tocada de la cabeza". No, no es a Cari a quien mi madre está curando ahora, aunque me gustaría que lo fuera, era mucho más divertido hablar con ella".

El enano tuvo que esforzarse por ocultar su satisfacción. ¡Por fin! La combinación de rasgos era lo suficientemente rara como para darle la esperanza de que por fin había localizado a la hija heredera, viva y sana. Llevaba semanas buscando cualquier señal de la muchacha, y casi había decidido que había encontrado una tumba poco profunda. Por eso, había estado cazando al mercenario que la sacó de la trampa mal tendida por Berek en Harnac.

Tomas había alcanzado a uno de los hombres de Sevrolt durante la matanza que tuvo lugar allí, y se había enterado de que la chica había estado bien y viviendo hasta ese momento. Pero había desaparecido abruptamente en la batalla.

Furioso, había interrogado a cada uno de los soldados y había escuchado la historia del enorme caballo de guerra negro y del misterioso jinete que había cabalgado por el centro de la ciudad -por el corazón mismo de la matanza- y había escapado sin ser tocado.

Todos los hombres contaban la misma historia, aunque a menudo se exageraba el relato para convertir al caballo en una bestia infernal de brillantes ojos rojos y a su jinete de capa negra en un demonio del inframundo.

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