Las respuestas by Catherine Lacey

autor:Catherine Lacey [Lacey, Catherine]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Narrativa
editor: Alfaguara
publicado: 2018-01-25T10:06:56+00:00

8.

Ashley miró su plato, grande y blanco, una galería para esas solitarias rodajas de pescado crudo, muerto hacía tan poco que todavía parecía vivo, y hallarse tan cerca de esa frontera entre la vida y la muerte hizo que se preguntara a cuál de todas las personas del restaurante, que ahora engullían miles de dólares, le quedaban menos días de vida. Llevaba un vestido que no era suyo, con aquellos extraños sensores debajo, y el maquillaje que alguien le había puesto en la cara. Así que mientras se comía todo aquel dinero, y sabía que en su cuenta bancaria había menos de la mitad de lo que debía este mes, el invisible límite de tiempo que todo el mundo tenía, la riqueza que nadie podía acumular, era lo único que le hacía sentirse igual que la gente que había en el comedor. Ashley estaba segura de que era el único comensal del restaurante que había fregado el suelo hacía poco, aunque no estaba segura de lo que indicaba ese hecho, si es que indicaba algo.

Muy por encima de su cabeza había unas enormes lámparas que parecían medusas pobladas de diamantes, y Kurt seguía comentando con el sumiller los méritos del sake sin filtrar. La seriedad de su tono irritaba a Ashley. No era más que un puto zumo. Una punzada de sufrimiento recorría la cara del sumiller, como si supiera tanto de vino de arroz que le resultara doloroso, como si ese saber le produjera una presión en el cráneo. La medusa se balanceó de manera casi imperceptible.

Ese era el primer Experimento Relacional público de Ashley, durante el cual se suponía que tenía que parecer unánimemente interesada en todo lo que dijera Kurt la primera hora de la cita, y luego ponerse un poco desagradable, insistir en que no pasaba nada cuando él le preguntara qué le pasaba, pero comenzar a desautorizar sutilmente todo lo que él dijera, para luego echarle en cara lo mucho que estaba tardando en terminar El camino, salir furiosa antes de que acabara la cena, esperar en el asiento trasero del coche de Kurt, darle una bofetada cuando entrara, y dejar que un tenso silencio surgiera entre ellos antes de salir del coche sin decir una palabra, coger un taxi y desaparecer en la noche.

Cuando Ashley volvió a su apartamento y repasó cómo había ido la velada, le sorprendió lo fácil que había sido todo, que con una sola noche de trabajo hubiera ganado tanto dinero como en una semana con buenas propinas, lo que le permitiría pagar más de unas cuantas sesiones con su entrenador.

Abofetear a Kurt había resultado menos ridículo y más intuitivo de lo que había esperado, y mientras ambos permanecían sentados respirando pesadamente durante los exigidos veinte segundos de silencio, sintió la misma euforia que después de una buena pelea, la sensación de que su cuerpo contenía cuerpos adicionales. Existe una manera plausible de explicar esta sensación desde fuera —la activación de ciertos neurotransmisores o un subidón de adrenalina—, pero desde dentro era algo mítico.

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