Las Mil y Una Noches by Anónimo

Las Mil y Una Noches by Anónimo

autor:Anónimo
La lengua: spa
Format: mobi, epub
Tags: Relato, Fantástico, Novela
editor: eBook's Xibalba
publicado: 2015-04-05T06:00:00+00:00


Noche 523

Cuando llegó la noche quinientas veintitrés, refirió:

—Me he enterado, ¡oh rey feliz!, de que «al cabo de un rato empezaron a llegar las fieras, especie tras especie, y fueron saludando al rey Sah Badri. Éste les preguntó por la Ciudadela de las Gemas, Takni. Le contestaron todas: “No sabemos nada de esa Ciudadela ni hemos oído citarla”. El príncipe rompió a llorar y a arrepentirse por no haberse marchado con el pájaro que lo había traído hasta allí desde la residencia del jeque Nasr. El rey de las fieras le dijo: “¡Hijo mío! No te apenes. Tengo un hermano mayor, el rey Simaj, que fue prisionero del rey Salomón por haberse sublevado contra éste. Él y el jeque Nasr son más viejos que cualquier genio. Tal vez sepa algo de esa ciudad, pues gobierna a los genios de este país”. El rey de las fieras hizo montar al príncipe en el lomo de una de ellas y envió con él una carta de recomendación a su hermano. el animal empezó a correr en aquel mismo momento y avanzó durante días y noches, llevando a Chansah, hasta llegar a los dominios del rey Simaj. Entonces se detuvo en un lugar solitario, alejado de donde estaba el rey. El príncipe bajó del lomo del animal y siguió a pie hasta llegar ante el rey Simaj. Le besó las manos y le entregó la carta. La leyó, entendió su significado, le dio la bienvenida y le dijo: “¡Por Dios, hijo mío! ¡No he visto ni oído hablar de esa ciudadela jamás en mi vida!” Chansah empezó a llorar y a suspirar. El rey Simaj pidió: “Cuéntame tu historia y dime quién eres, de dónde vienes y adónde vas”. Le explicó todo lo que le había sucedido, desde el principio hasta el fin, y el soberano quedó muy admirado. Le dijo: ¡Hijo mío! Creo que ni el mismo rey Salomón llegó a ver o a oír hablar de tal ciudadela durante su vida. Sin embargo, conozco a un ermitaño que vive en el monte. Es muy anciano. Le obedecen todos los pájaros, fieras y genios de todas las especies, ya que no ceja en la recitación de letanías contra los reyes de los genios, hasta el punto de que le obedecen a la fuerza, dada la gran eficacia de los ritos y embrujos que posee. Todos los pájaros y todas las fieras están a su servicio. Yo me rebelé contra el señor Salomón y fui su prisionero, pero quien me venció fue ese monje, con sus tretas sin par, con sus encantamientos y con sus embrujos. Así permanecí a su servicio. Sabe que él ha recorrido todas las regiones y todos los climas; conoce todos los caminos, las comarcas, las provincias, las fortalezas y las ciudades. Creo que no hay lugar que desconozca. Te voy a enviar a su lado. Tal vez él pueda guiarte a esa ciudadela. Si él no te indica dónde está, nadie podrá hacerlo, ya que es a él a quien obedecen todos los pájaros, las fieras y los genios.



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