Las caricias de su enemigo by Rachael Thomas

autor:Rachael Thomas
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
publicado: 2016-10-26T22:00:00+00:00

Alessandro experimentó un intenso alivio cuando llegaron al hotel en que iba a tener lugar la presentación. Al menos, con un montón de gente a su alrededor, podría distraerse un poco del deseo que había estallado en su interior como un volcán cuando había visto a Charlie con aquel vestido rojo que dejaba uno de sus hombros al descubierto.

La deseaba. La deseaba más de lo que había deseado nunca a ninguna mujer.

El conductor abrió la puerta para ellos y cuando salieron del vehículo fueron recibidos por los flashes de las cámaras de los numerosos periodistas reunidos para la ocasión.

–No esperaba que hubiera tantos –murmuró Alessandro mientras empezaba a subir las escaleras con Charlie tomada de la mano–. Siento no haberte advertido de esto.

–Yo sí lo esperaba –dijo Charlie a la vez que sonreía y se enfrentaba a las cámaras sin ningún reparo–. Pero la verdad es que tampoco me imaginaba que fuera a haber tantos.

Alessandro pasó un brazo por su cintura para atraerla contra su costado mientras posaban unos momentos para los reporteros. Seb ya le había dicho que su hermana sabía mejor que nadie cómo manejar a la prensa para beneficiar a su equipo, y tuvo que reconocer que era cierto. Pero no pudo evitar una punzada de culpabilidad al pensar que en aquella ocasión lo estaba haciendo bajo coacción.

Cuando finalmente entraron en el salón del hotel en que iba a tener lugar la celebración se produjo un momentáneo silencio mientras todos los presentes se volvían a mirarlos. Junto a Alessandro, Charlie respiró profundamente, se irguió, y una deliciosa sonrisa curvó sus voluptuosos labios.

–Parece que hay un montón de gente por aquí deseando conocerte –murmuró Alessandro solo para sus oídos.

–Mi presencia aquí es una forma de absolverte de cualquier sospecha… al menos frente a los medios de comunicación –replicó Charlie sin dejar de sonreír, y Alessandro comprendió de pronto cómo debía de estar sintiéndose, lo que debía de estar suponiendo todo aquello para ella tras la muerte de su hermano.

–No era esa mi intención –Alessandro apoyó una mano en la parte baja de la espalda de Charlie y trató de ignorar el calor que emanaba de su cuerpo.

–No. No creo que lo fuera –Charlie lo miró con una sonrisa en los labios, pero Alessandro supo que por dentro estaba sufriendo. Lo vio en su mirada y quiso protegerla de aquel dolor.

Mientras el murmullo de las conversaciones volvía a crecer a su alrededor, Alessandro tomó dos copas de champán de la bandeja de un camarero que se había acercado a ellos y ofreció una a Charlie, consciente de la admiración con que la mayoría de los hombres presentes observaban a su acompañante.

Experimentó una inmediata punzada de celos, pero la rechazó al instante con toda la firmeza que pudo. Charlie no era suya y nunca podría serlo. Pero su afán por protegerla y mantenerla a su lado se vio frustrado cuando, pocos minutos después, se vieron inevitablemente separados el uno del otro.

A pesar de todo, y mientras Charlie se hallaba en

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