La voz que hechizó al duque by Catherine Brook

La voz que hechizó al duque by Catherine Brook

autor:Catherine Brook [Brook, Catherine]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-04-16T00:00:00+00:00


Capítulo 12

El hipódromo de Ascot era un desfile de extravagancias. Nathalie llevaba su mejor vestido de día, uno azul cielo con mangas blancas y que tenía un intrincado bordado de flores en el escote y el dobladillo de la falda. Se había puesto el sombrero más elegante que encontró, uno de ala ancha rematado por un lazo y adornado con algunas plumas. Aun así, no se comparaba con los de otras damas, cuyas plumas, lazos y flores se amontonaban de tal forma que alcanzaban una altura que debía desafiar la gravedad.

No era extraño. El Día de las Señoras era, en el hipódromo de Ascot, una oportunidad para lucirse. A la mayoría de las damas de allí ni siquiera les interesaba quién se llevaba la Copa de Oro.

El evento comenzó con el desfile en carruaje de la reina Victoria. Era tradición desde hacía algunos años que los monarcas abrieran la competición, ya que las carreras en el hipódromo estaban estrechamente ligadas a la Corona.

Después del desfile, la reina y su séquito se fueron a su recinto privado para observar la carrera.

—¿Quién crees que ganará? —le preguntó Ethan cuando todos los participantes marchaban por la pista antes de ir a ocupar sus posiciones.

—Stephen Brown, sin duda —respondió Nathalie, animada. Los sucesos de los últimos días habían provocado que se olvidara de la Copa de Oro, pero eso no significa que no estuviera informada al respecto—. Es un gran jinete, y su caballo, Lucky, es un purasangre muy veloz. La copa será suya, al igual que el año pasado.

—No estoy de acuerdo —rebatió él, mirando con atención a los competidores—. Reginald Piggott ha mostrado mucho potencial este año. Su caballo, Aslem, es más joven, al igual que el jinete.

—Juventud significa inexperiencia —replicó ella—. Te concedo que llegará lejos, pero no creo que gane.

—Yo tampoco creo que gane Brown. El triunfo del año pasado lo ha vuelto arrogante. Eso puede jugar en su contra.

—Me parece irónico que seas precisamente tú quien critique la arrogancia.

Ethan se rio.

—Los defectos están para criticarlos en otros, querida Nathalie, no en uno mismo. —Ella puso los ojos en blanco. Ethan se volvió a reír—. Hagamos una apuesta.

La muchacha dejó de mirar a la pista para observarlo con una ceja arqueada.

—¿Apuesta? ¿No se hacían en la entrada?

—Una apuesta entre nosotros —explicó con socarronería.

Nathalie lo miró con desconfianza. No podía fiarse de él, eso era evidente. Todo en su expresión le decía que estaba a punto de hacerle alguna jugarreta. No obstante, esa parte de ella a la que le gustaban los retos hizo que preguntara:

—¿Cuál?

—Si gana Piggott, me darás un beso.

Esta vez fue Nathalie la que se rio.

—Puedes empezar a soñar con ello.

—Si gana Brown, puedes pedirme lo que quieras —continuó él.

Ella lo miró de reojo, curiosa, y se tomó su tiempo para responder.

Sin duda, él había sabido qué proponerle para tentarla.

—¿Lo que quiera?

—Dentro de lo razonable —acotó.

Nathalie lo pensó.

A decir verdad, no se le ocurría en ese momento ninguna petición a la que él pudiera acceder, pero no estaría de más tener ese as bajo la manga por si llegaba a necesitarlo.



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