La taberna de los 3 monos (y otros cuentos alrededor del póquer) by Juan Bas

autor:Juan Bas [Bas, Juan]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Relato, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2000-01-10T00:00:00+00:00

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Miércoles: Ribadesella - Gijón

Como me quedé dormido (¡mierda!) con la puerta abierta y en el suelo, me he despertado esta mañana con la desagradable sorpresa de que Milo se había escapado. Para alivio de mi presión sanguínea lo he encontrado enseguida, custodiado en el segundo vagón-salón por la familia Botillo, unos obesos leoneses lerdos pero serviciales, que le ofrecían, sin que mi sibarita can se diera por aludido, tocino de sus grasientos desayunos: ¡entrañables rústicos!

Ha dejado de llover y luce el sol. Escribo mientras fumo (con boquilla, por supuesto), tras el desayuno, el primer cigarrillo Dunhill mentolado del día. He observado a Covadonga desde mi mesa, a la que nadie osa sentarse nunca, parece que adivinaran que no soy un ser humano mínimamente sociable hasta después del segundo café. Cuando nuestros ojos se han encontrado ha cambiado la dirección de la mirada con un gesto adusto. Está enfadada conmigo, cree que he despreciado su invitación de anoche. ¡Bah, mujeres! Que no hubiera tardado tanto tiempo con la filípica a Rebollo.

Se me ocurre aprovechar que Pancho, su chihuahua, ha venido a buscarle las vueltas a mi todavía aturdido Milo, para deslizar un mensaje aclaratorio y con la propuesta de una nueva cita en el collar de la ridícula mascota; pero temo que el marido pueda descubrirlo y desisto de la idea.

Cambiaré de táctica y la ignoraré con arrogante distancia, fingiré que la condeno al ostracismo hasta que vuelva rendida a comer de mi mano…

¡Ha sucedido otro hecho desagradable! Todos esperamos que no tenga un desenlace trágico como el del señor Tatsuni. Una de nuestras compañeras de viaje ha desaparecido durante la excursión de esta mañana por el agreste parque nacional de los Picos de Europa.

Se trata de una jovencita inglesa de veinte años, Polly Flock, que hace la ruta del transcantábrico con una amiguita de parecida edad, de la que se había rezagado para recoger florecillas silvestres, sus preferidas, según ha aclarado Magnolia Burner, la compañera… ¡Y ya no la ha vuelto a ver! Es rarísimo y así se lo parece también a la Guardia Civil que peina la zona.

Alguna vez me he fijado en Polly. La chica es un poquito robusta y con cierta cara de oveja, algo demasiado frecuente entre las británicas, pero lozana y deseable. Quiera Dios que no haya caído en las garras de un sátiro, un perverso depravado o incluso algo peor…

Nos hacen volver al autobús para continuar ruta al lago Enol y al santuario de Covadonga. Esperemos que antes de la comida en Cangas de Onís se haya aclarado el incidente de la chica. Han amenazado con llevarnos a un restaurante que se llama Los Alquitranes, será la quintaesencia del horror.

Estamos en Gijón. He desertado de la tasca en el puerto que tocaba de condena y me he ido por mi cuenta a cenar al Bustos Domecq, el mejor restaurante argentino de la península, atendido por los dos viejecitos educadísimos y encantadores de siempre. De nuevo he degustado ese milagro operado sobre las

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