La nueva mujer by varias autoras

autor:varias autoras
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788494682452
editor: Dos Bigotes, A.C.
publicado: 2017-09-11T16:59:28+00:00

Una madre antinatural

—¡Pues ya me dirás tú! —dijo la anciana Sra. Briggs, moviendo la cabeza con disgusto—. ¡Qué madre de verdad abandonaría a su propia hija, sea por el motivo que sea!

—¡Y dejándola al cuidado del pueblo, además! —añadió Susannah Jacobs—. ¡Como si no tuviésemos bastante con cuidar de los nuestros!

La Srta. Jacobs era una solterona adinerada que poseía una bonita granja y una casa en la que vivía con una prima sin recursos que hacía las veces de sirvienta, compañera y protegida. La Sra. Briggs, por el contrario, había dado a luz a trece hijos, cinco de los cuales continuaban siendo una bendición para ella, por lo que cualquier sentimiento maternal que faltase en la Srta. Jacobs, la Sra. Briggs lo podía compensar sin lugar a dudas.

—Pues yo pienso —intervino Martha Ann Simmons, la menuda costurera del pueblo— que debería haber salvado a su pequeña hija primero y luego hacer lo que hubiera podido por el pueblo.

Martha había estado casada, había perdido a su marido y tenía un hijo enfermo del que cuidar.

La más joven de las Briggs, soltera aún a los treinta y seis años y a los ojos de su madre todavía una niña, se aventuró a comentar:

—Ninguna de vosotras piensa en lo que ha hecho por todos nosotros. Si no hubiera abandonado a la suya a buen seguro que nosotras hubiéramos perdido a los nuestros.

—Qué vas a saber tú, Maria Amelia —le interrumpió su madre—. No tienes hijos y no puedes juzgar el deber de una madre. Ninguna madre debería abandonar a su hijo, cualesquiera que fuesen las circunstancias. El Señor la puso en sus manos para que cuidara de ella, nunca le dio el hijo de otras personas. ¡A mí me lo vas a decir tú!

—Fue una madre antinatural —repitió la Srta. Jacobs con dureza—, tal y como he dicho antes.

—¿Cuál es la historia? —preguntó la inquilina de la ciudad. A la inquilina de la ciudad le interesaban las historias por si eran de alguna utilidad para sus negocios, pero ellas ignoraban este detalle—. ¿Qué hizo esta mujer? —quiso saber.

No resultó difícil sonsacarles los detalles. Lo complicado era llegar a entender algo entre la verborrea y las contradicciones. Pero la inquilina de la ciudad consiguió aclararse. Ocurrió más o menos así:

El nombre de la polémica heroína era Esther Greenwood, que vivió y murió aquí en Toddsville.

Toddsville era un pueblo en el que la mayoría de sus habitantes se ganaba el sustento con los molinos. Los Todd vivían en un bello promontorio desde el cual se observaba el pueblecito, del mismo modo que los castillos de los magnates ladrones del Rin solían estar situados frente a las aldeas. Los molinos y las casas adyacentes se encontraban a lo largo del lecho del río. Necesitaban estar muy cerca, pues el valle era estrecho y las colinas que había alrededor eran demasiado empinadas para recorrerlas diariamente, pero la fuerza del agua era buena. La reserva

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