La isla de Aura by Carmen Arteaga

La isla de Aura by Carmen Arteaga

autor:Carmen Arteaga [Arteaga, Carmen]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico
editor: ePubLibre
publicado: 2021-04-22T00:00:00+00:00


* * *

Aunque siempre he preferido la primavera al verano, reconozco que en esta época todo se vuelve más intenso. El color del mar y el de la piel bajo el sol, los olores, como el de la crema solar de coco, y las risas, que siempre suenan más altas. Tal vez porque desprendernos de la ropa nos desinhibe y tenemos la sensación de que cualquier cosa puede pasar. La prueba viviente somos Aura y yo, enredados en una tumbona en la playa, aunque hemos alquilado dos. Y no se me ocurre un plan mejor que quedarnos medio dormidos con el sonido del mar de fondo, yo con la cabeza apoyada en su vientre y ella jugando con mi pelo.

—Tú eres Sergio Velasco, ¿verdad?

—¿Quién? —pregunto, abriendo un ojo y con cara de pocos amigos a las dos chicas aproximadamente de mi edad plantadas frente a nosotros. Evidentemente desconocen el concepto de intimidad ajena.

—¡El cantante! —exclama una de ellas.

—No soy cantante —digo con una mueca.

—Sí, eres tú, seguro —insiste la otra.

—No soy cantante —repito con menos paciencia⁠—. Me llamo Juan y soy taxidermista. Ahora si no os importa…

Se alejan refunfuñando y probablemente regalándome unos cuantos insultos. Me importa un carajo.

—¿Taxidermista? —inquiere Aura levantando las cejas.

—Sí, tengo comprobado que cuanto más raro, mejor. Así me dejan en paz antes. —⁠Me encojo de hombros⁠—. He sido marionetista, embalsamador, gaitero y corrector de diccionarios, entre otras cosas.

—¿Por qué no quieres decirles quién eres? —⁠pregunta con una inocencia que yo perdí hace mucho respecto a este tema.

Me incorporo, apartándola de mí y me siento en el borde de la tumbona.

—Porque no me apetece dar explicaciones de mi vida a gente que no conozco… Y, sobre todo, porque no me apetece revivir malos tiempos solo para que unas niñatas puedan enseñar mi foto a sus amigas e inventarse historias sobre cómo terminó mi carrera musical o si pensaban que ya estaría muerto de una sobredosis.

—En internet no hay nada sobre eso.

—Porque tenía un mánager que pagaba mucha pasta a un montón de gente para que no trascendiera toda la mierda de la que me rodeaba.

—Pegaste a un fotógrafo, eso sí que lo he visto.

—Ya… ¿Sabes lo que no te dicen esas fotos? Que el tipo me amenazó con perseguir a mis padres si no le daba las declaraciones que a él le interesaban —⁠le cuento mientras deslizo el pie sobre la arena⁠—. Lo que quieras saber prefiero contártelo yo en lugar de que lo busques en Google.

—Perdona, no quiero meterme donde no me llaman. —⁠Desvía la vista hacia el mar.

—Eso ya lo has hecho. —La agarro de la barbilla, sonrío y la beso⁠—. Y tú puedes preguntarme lo que quieras.

—¿Cómo terminó todo? —murmura con una timidez que la hace jodidamente adorable. A diferencia de la mayoría de la gente, que me lo pregunta como si tuviera derecho a entrometerse en mi vida, como si por el hecho de haber sido famoso cinco minutos les debiera algún tipo de explicación. A ti no te gustaría que alguien que no conoces de nada se meta en tu casa y plante los pies encima del sofá, ¿no? Pues eso.



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