La guerra de la duquesa by Courtney Milan

La guerra de la duquesa by Courtney Milan

autor:Courtney Milan [Milan, Courtney]
Format: epub
Tags: romántica regencia, romántica español, romántica versión kindle, romántica historica
ISBN: 9781937248383
editor: NLA Digital, LLC


Capítulo 16

ROBERT TENDRÍA QUE HABER adivinado lo que conllevarían las habladurías, pero la visita de la mañana siguiente lo pilló por sorpresa. Se disponía a salir, acababa de hecho de cruzar la puerta, cuando un carruaje se detuvo delante de la casa. Un lacayo saltó desde la parte de atrás y colocó un taburete en el pavimento.

Se abrió la puerta y bajó la madre de Robert. La mujer posó los ojos en su hijo. No frunció el ceño ni entornó los ojos. De hecho, la duquesa no mostró ninguna emoción. Simplemente bajó al suelo y subió los escalones como flotando.

—Clermont —lo saludó.

Él inclinó la cabeza media pulgada.

—Duquesa.

La mujer entró por la puerta como si él la mantuviera abierta para ella. Sin pedir permiso, abordó a una doncella que pasaba y ordenó té. Robert la siguió divertido. Dos minutos después, ella estaba sentada en el salón principal. Despidió a su doncella con un gesto y lo miró.

—Asumo que no tendrás por costumbre ir por ahí corrompiendo a jóvenes de clase media —dijo.

Pronunció las palabras “clase media” como si olieran a huevos podridos.

—¿Te refieres a los acontecimientos de anoche? —preguntó él, imitando su tono—. Tengo por costumbre deshonrar a un par de ellas antes del té. He descubierto que esa práctica hace que las horas de la mañana pasen con una celeridad deliciosa.

La condesa respiró con fuerza.

—Ese es el tipo de comentario que habría hecho tu padre.

Robert apretó el puño dentro del guante.

—No —repuso—. Ese es el tipo de cosa que habría hecho mi padre. Él jamás habría bromeado con ello, no delante de una mujer.

Su madre agitó una mano en el aire en señal de conformidad.

—Esta no es la primera vez que he oído tu nombre acompañado del de la señorita Pursling. Dime que no estás considerando nada indecoroso.

—No veo qué pueda importarte eso a ti. No te ha importado nunca.

La duquesa de Clermont se encogió de hombros.

—Tus actos, sean los que sean, se reflejan en mí.

Por supuesto. Ella no se interesaba por él. No lo había hecho nunca. Simplemente se preocupaba por su reputación, pensaba en las dificultades que eso podía causarle a ella. Robert había esperado toda su vida que se fijara en él.

Había estudiado duro en el colegio y se había ganado alabanzas de todos sus tutores. Había escrito entusiasmado a su madre, con la esperanza de que leyera su carta y de que se sintiera orgullosa de él.

Pero su primera carta no había tenido respuesta. Se había esforzado más aún. Si no se limitaba a ser bueno, sino que llegaba a ser muy bueno, su madre estaría orgullosa de él. Había estudiado más, se había esforzado más, había alcanzado más objetivos. Había vuelto a escribirle cuatro meses después y le había contado sus logros con timidez.

El correo no le había llevado ninguna contestación.

Robert no se había dejado afectar por eso y se había esforzado aún más. Le había escrito la tercera carta al final del curso. En ella la informaba de que había sido el primero de su clase.



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