La era de la oscuridad nº 1654 by AA. VV

La era de la oscuridad nº 1654 by AA. VV

autor:AA. VV. [Varios autores]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788445003602
editor: Minotauro
publicado: 2016-06-07T00:00:00+00:00


—Menes Kalliston, capitán, Cuarta Hermandad, Mil Hijos.

He recordado esto después de que pasaran unos cuantos segundos, y las palabras han surgido con rapidez entre mis labios resecos. Eso es lo que se supone que uno debe decir, creo: nombre, rango y número de serie.

Quizá no debería decir nada más, pero me siento curiosamente reticente a mantenerme callado. Es posible que me hayan inyectado locuazine en el riego sanguíneo, pero lo dudo. No veo razón alguna para no charlar durante un rato. Después de todo, no tengo ni idea de por qué estoy aquí, o lo que está ocurriendo, o cuánto tiempo más seguiré con vida.

—¿Qué estás haciendo en Prospero? —me pregunta.

—Podría hacerte la misma pregunta.

—Podrías, y yo podría matarte.

Creo que quiere matarme. Hay algo en la voz, una nota de impaciencia que revela ese sentimiento. Se está conteniendo. Es un marine espacial, supongo. Existen muy pocas cosas que posean una voz como ésa, que surge desde unos pulmones modificados genéticamente para luego pasar por un gran torso semejante a un barril y llegar hasta una garganta rodeada de músculos, y que allí resuena como el agua procedente de un pozo profundo.

Así pues, somos hermanos… hasta cierto punto.

—¿Qué es lo que sabes de la destrucción de este planeta? —me pregunta.

Todavía no ha alzado la voz. Habla con cuidado y mantiene a raya la oleada de violencia que lo invade. No hará falta mucho para romper el dique que la contiene.

—Nos ordenaron partir hace seis meses —le explico. Me parece que lo mejor será decir la verdad, al menos de momento—. Algunos cuestionaron la orden, pero yo no. Jamás he puesto en duda las órdenes de mi primarca. Sólo más tarde, cuando no pude ponerme en contacto con el planeta, me di cuenta de que algo iba mal.

—¿Cuánto más tarde?

—Semanas. Estuvimos en la disformidad.

—¿Por qué no regresasteis de inmediato?

Ah, sí. Yo mismo me he hecho esa pregunta muchas veces. A medida que me hace más preguntas, recuerdo más de mí mismo. Sin embargo, sigo sin recordar lo que me ha llevado hasta aquí. El espacio en blanco es absoluto, igual que si alguien hubiera puesto una máscara de acero sobre el pasado. La creación de una máscara semejante exige una tremenda habilidad, y no es nada fácil de lograr. Me doy cuenta del poder de aquellos que me mantienen cautivo.

—Quise hacerlo. Otros no. Solicitamos información a través de los astrópatas, pero nuestros códigos de batalla eran rechazados cada vez que establecíamos contacto. Poco después, nuestras naves sufrieron un ataque. Supongo que fuisteis vosotros, o alguien que está aliado con vosotros.

¿Acaso he acertado con mi suposición? ¿Me acerco a la verdad? Mi interrogador no revela nada. No revela nada aparte del olor a sangre y la respiración cálida y jadeante en mitad de la oscuridad.

—¿Sobrevivisteis muchos?

—No lo sé. La única opción que tuvimos fue dispersarnos.

—Así que tu nave llegó sola.

—Sí.

¿Debería ser más evasivo en las respuestas? La verdad es que no lo sé. No tengo ni estrategia ni objetivo. Ninguno de los datos que doy parece tener importancia alguna.



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