La conjura de la Santa Espina by Santiago R. Hernández & Ed. Dokusou

autor:Santiago R. Hernández & Ed. Dokusou [Hernández, Santiago R.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Fantasía épica
publicado: 2018-10-29T23:00:00+00:00

Capítulo 17. Adiós, Edimburgo, adiós

Finales de febrero de 1371. Valladolid, Reino de Castilla.

Paseando por el claustro, fray Emilio Tomás Mangiaterra cavilaba en la forma de involucrar a algún aliado con el suficiente valor para llevar a cabo sus planes. Aquello no era cosa de tomar a broma, si salía mal le podría costar la vida, la suya y de la de muchos; inocentes o no, eso a él le daba igual. Desde el día que Enrique asesinó a su hermanastro y legítimo rey, se juró así mismo vengar aquella afrenta al poder divino por el cual los reyes deben reinar. El haber sido confesor de Pedro I y haber estado presente en la tienda la noche fatídica del regicidio era algo que nunca podría olvidar.

Su obcecación por hacer lo que él consideraba justicia divina lo tenía obsesionado. Llevaba años planeando la mejor manera de vengarse de Enrique de Trastámara y ya tenía un plan inmejorable. En poco, si todo iba bien, tendría las Santas Espinas que necesitaba, la colaboración de Nicolas Flamel y ahora necesitaba a un chivo expiatorio sobre el cual cayeran todas las iras de los seguidores de Enrique. Y sabía a quién involucrar, a Fernando Alfonso de Valencia. Alguien que compartió aquella fatídica noche en la tienda de Bertrand du Gueslin.

El odio y la sed de venganza mueve montañas, más aún que la fe, y tenía a la persona idónea. Solo debería hacerle llegar un mensaje cifrado. Se dirigió directamente a sus aposentos, allí escribiría la carta y la enviaría de inmediato. Se cruzó con un monje.

―Avisad al padre Andrés Hernández de inmediato, que acuda a mis aposentos.

En 1366, durante la Guerra Civil Castellana, la ciudad de Zamora decidió abandonar la causa del rey Pedro I de Castilla y someterse a la autoridad de Enrique de Trastámara, estaba al frente de la ciudad Fernando Alfonso de Valencia.

Este viajó a Burgos a negociar la sumisión de la ciudad y entrevistarse con Enrique, pero el de Trastámara ni le recibió y al insistir Fernando Alfonso de Valencia en su deseo de que le recibiera, fue maltratado y golpeado. Regresó profundamente humillado y enfadado a la ciudad de Zamora.

A su regreso proclamó su fidelidad a Pedro I de nuevo, todo por el desaire recibido a manos de los hombres de Enrique.

Asi acaesció estonce en Burgos, que un Caballero que decian Ferrand Alfonso de Zamora era uno de los mayores é mejores de la cibdad de Zamora: é llegando á la cámara del Rey Don Enrique rescivió baldon de algunos Porteros, que le derribaron é le firieron sobre entrar en la cámara del Rey, por lo qual fué muy mal contento, por quanto algunos Caballeros tomaron la parte de los Porteros, é el Rey non ge lo extrañara. E el dicho Ferrand Alfonso partió luego de Burgos, é fuese: e désque llegó en Zamora tomó la voz é parte del Rey Don Pedro, é fizo desde la cibdad de Zamora mucha guerra estonce é después, segund adelante contarémos. E el Rey

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