La chica olvidada by Karin Slaughter

autor:Karin Slaughter [Slaughter, Karin]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2022-06-23T00:00:00+00:00

20 de octubre de 1981

Emily había buscado «orquitis» en la Enciclopedia Británica, cuyos tomos ocupaban una sección entera de la biblioteca del instituto. «Inflamación de uno o ambos testículos, causada normalmente por un virus o una bacteria; a menudo provoca esterilidad».

Después, había repasado las notas que había tomado al salir del aula de Dean Wexler.

«Dice que él “no es el puto padre”. Reconoce que me recogió en la fiesta. Dice que lo llamó Nardo para que me llevara a casa. Y que cuando llegó, yo me estaba peleando con Clay en la piscina. Dice que me hará daño si alguna vez lo acuso públicamente. Me ha agarrado de la muñeca. Me ha dolido un montón».

Sentada en la biblioteca, había mirado los renglones intentando descifrar su significado. Su letra, normalmente tan cuidadosa, era casi ilegible en algunas partes, porque le temblaba todo el cuerpo cuando transcribió la conversación. Una cosa le había quedado clara de inmediato. Queso tenía razón. Se le había escapado un detalle importante.

Había escrito una pregunta al final de la hoja.

«Puede que esté diciendo la verdad sobre que no es el padre, pero eso no significa que no hiciera nada, ¿no?».

Durante el resto de la jornada escolar, no había dejado de dar vueltas a su conversación con Dean y a aquella «laxitud», como la había llamado el doctor Schroeder, que según decía el médico solo esperaba encontrar en una mujer casada. La señora Brickel había dicho que él mentía, pero ella solo era enfermera. Seguro que un médico sabía más. Y seguro que había normas que a los médicos les prohibían mentir.

Emily cerró el cuaderno y volvió a meterlo en el bolso. Miró el cielo mientras caminaba por un tramo solitario de carretera. No tenía ni idea de qué hora era ni de cuánto tiempo llevaba fuera. Desde la mañana anterior, había perdido la noción del tiempo. El resto de la jornada escolar había transcurrido en medio de una especie de neblina. Plástica, ensayo con la banda, química, lengua. Había hablado con Ricky en educación física y se había enterado de que eso tan importante que tenía que decirle era que pasaba de Nardo. La resolución le había durado hasta el final de educación física, cuando vio a Nardo en el pasillo y se olvidó por completo de que Emily estaba a su lado.

¿Podría contarle a Ricky lo que pasaba?

¿Quería hacerlo?

Estaba casi segura de que el señor Wexler no abriría la boca. Él —suponía— pensaría lo mismo de ella. Se llevó la mano al cuello, donde la había agarrado. La había estrangulado, en realidad, porque en ese momento no pudo respirar. Aún se estremecía cuando tragaba saliva, a pesar de que habían pasado horas desde su enfrentamiento.

¿Enfrentamiento?

¿Tan grave había sido, de verdad?

Antes de salir del instituto, se había mirado en el espejo de la taquilla y había visto que tenía una fina marca roja a un lado del cuello, no la huella de una mano, como esperaba. Lo que más perduraba era el recuerdo de su enfado. No

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