La chica del tren by Paula Hawkins

La chica del tren by Paula Hawkins

autor:Paula Hawkins [Hawkins, Paula]
La lengua: spa
Format: epub, mobi
Tags: Novela, Intriga, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2015-01-01T05:00:00+00:00


MEGAN

Jueves, 13 de junio de 2013

Mañana

Con este calor no puedo dormir. Bichos invisibles corretean por mi piel, me ha salido un sarpullido en el pecho, no estoy cómoda. Y Scott parece irradiar calor; yacer a su lado es como hacerlo junto a un fuego. Intento alejarme de él y finalmente me encuentro en el borde mismo de la cama, destapada. Es intolerable. He pensado en ir a dormir al futón de la habitación de los invitados, pero él odia que no esté a su lado cuando se despierta, algo que siempre termina conduciendo a una discusión por una u otra razón. Normalmente, sobre los usos alternativos de la habitación de invitados, o en quién estaba pensando mientras estaba ahí sola. A veces me entran ganas de gritarle: «Déjame en paz de una vez. Déjame respirar». Así pues, no puedo dormir y estoy enojada. Me siento como si ya estuviéramos discutiendo aunque la pelea sólo tenga lugar en mi imaginación.

Y en mi cabeza, los pensamientos dan vueltas y más vueltas, vueltas y más vueltas.

Tengo la sensación de que me ahogo.

¿Cuándo comenzó esta casa a ser tan jodidamente pequeña? ¿Cuándo mi vida a ser tan aburrida? ¿Es esto lo que de verdad quería? No puedo recordarlo. Lo único que sé es que hace unos pocos meses me sentía mejor y que ahora no puedo pensar, ni dormir, ni dibujar. La necesidad de huir se está volviendo abrumadora. Por las noches, puedo oír en mi cabeza un susurro bajo pero implacable e incontestable: «Escápate». Cuando cierro los ojos, mi cabeza se llena de imágenes de vidas pasadas y futuras, las cosas que soñé que quería, las cosas que tenía y tiré. Me resulta imposible relajarme, pues todo aquello en lo que pienso me lleva a un callejón sin salida: la galería cerrada, las casas en esta calle, las agobiantes atenciones de las tediosas mujeres de pilates o las vías al final del jardín con sus trenes, siempre llevando a otras personas a otros lugares, recordándome una y otra vez, una docena de veces al día, que yo permanezco inmóvil.

Me siento como si fuera a volverme loca.

Y, sin embargo, hace apenas unos pocos meses me sentía mejor. Estaba mejor. Podía dormir. No tenía miedo de las pesadillas. Podía respirar. Sí, a veces también quería huir. Pero no todos los días.

Hablar con Kamal me ayudó, no tengo ninguna duda al respecto. Y me gustaba hacerlo. Él me gustaba. Me hacía más feliz. Y ahora todo eso ha quedado inconcluso; no llegué al quid de todo esto. Es culpa mía, claro está. Me comporté de un modo estúpido, como una niña, porque no soporto sentirme rechazada. Necesito aprender a perder un poco mejor. Ahora me avergüenzo de mi comportamiento. Me sonrojo al recordarlo. No quiero que ése sea su último recuerdo de mí. Quiero volver a verlo, que me vea mejor. Y tengo la sensación de que si voy a verlo, me ayudará. Él es así.

Necesito llegar al final de la historia. Necesito contárselo a alguien, sólo una vez.



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