Karadima by Maria Olivia Monckeberg

Karadima by Maria Olivia Monckeberg

autor:Maria Olivia Monckeberg [María Olivia Mönckeberg]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9789568410551
editor: 2011
publicado: 2011-07-19T16:00:00+00:00


Denuncias de medio siglo

En los años sesenta, Fernando Karadima era ya una figura central en la parroquia, donde celebraba misas a diario, predicaba, y era confesor y guía espiritual de seminaristas y de jóvenes de la Acción Católica.

Al comenzar esa década «oficiaba la misa de siete de la mañana y después nos invitaba al comedor de la parroquia a desayunar», cuenta el arquitecto Juan Pablo Zañartu, quien envió una carta al fiscal Xavier Armendáriz en la que relata una experiencia de abuso que sufrió en ese tiempo por parte de un seminarista, cuando él tenía doce años4.

Zañartu, hoy de sesenta y tres, concurrió después a declarar a la Fiscalía. Su vínculo con la parroquia se remonta a su primera comunión en 1955. Él estudiaba en el colegio Grange, hasta donde iba un sacerdote conectado con El Bosque a darles clases de religión. A partir de 1958 —dice el arquitecto—, «en plena preadolescencia y tal vez por la ausencia profunda de mi padre, sentí una necesidad de búsqueda espiritual (…) Comencé a asistir a la misa de siete antes de ir al colegio». Y los sábados después de almuerzo iba a los grupos de Acción Católica.

Recuerda haberse confesado muchas veces con Karadima. Las confesiones «no eran en los espacios laterales del confesionario, sino que frente a él, yo de rodillas y el sentado muy próximo a mí, de modo que podía sentir su aliento», señala Zañartu. Los temas sobre los que le preguntaba «eran siempre sexuales y en particular en torno a la masturbación. Su interés era saber cuáles eran mis fantasías sexuales».

Pero la situación más traumática para Zañartu no la experimentó con Karadima, sino —como señaló al fiscal— con quien identificaba como «el padre Raúl», que era «un seminarista residente en la parroquia». Su habitación estaba «en el segundo piso del ala de dormitorios del edificio. Inmediatamente mostró especial interés por mí, que yo interpreté como un genuino cariño y amistad». Raúl estaba a cargo de las reuniones de los sábados, y un día lo invitó a conocer su pieza. Y apenas entraron «se acostó en su cama invitándome a que lo abrazara», relata Zañartu.

Tras dos episodios similares, le contó a su madre. La señora reaccionó «con energía, me tomó y fuimos juntos para que ella encarara a Raúl, lo que provocó un altercado entre ambos, a raíz del cual yo ya no volví nunca más a El Bosque».

Junto con indicar que la obsesión de Karadima por la masturbación estaba presente ya en sus primeros tiempos de sacerdote, el relato de Zañartu da pistas sobre la antigüedad de las extrañas situaciones que ocurrían en El Bosque.

Del seminarista acusado por Zañartu poco más se supo. Cuando el fiscal Armendáriz le consultó sobre él, Fernando Karadima admitió que Raúl Claro Huneeus «efectivamente estuvo de sacerdote» entre «1960 y 1964 ó 65, se fue a Alemania y entiendo que se retiró».

En el mismo sentido, el doctor Sergio Guzmán Bondiek indicó que recordaba al padre Raúl: «Creo que se fue a Alemania en 1965. Entiendo que luego se salió del sacerdocio, pero hace muchos años que no sé de él».



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