Invencible by Laura Hillenbrand

Invencible by Laura Hillenbrand

autor:Laura Hillenbrand [Hillenbrand, Laura]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Historia, Memorias
editor: ePubLibre
publicado: 2010-01-01T00:00:00+00:00


CAPÍTULO 21

LA FE

Detrás del instituto de Torrance había un grupo de árboles. Muchas noches durante los meses siguientes a la desaparición de su hermano, Sylvia Zamperini Flammer conducía a la escuela, aparcaba su coche debajo de esos árboles y se sentaba a solas en esa oscuridad tranquila. Conforme el coche se enfriaba, las lágrimas rodaban por las mejillas de Sylvia. A veces se permitía sollozar sabiendo que nadie podría escucharla. Pasados unos minutos, se secaba las lágrimas, se recomponía y volvía a poner en marcha el automóvil.

De camino a casa, pensaba en una mentira que justificara el retraso en el viaje de vuelta del trabajo. Nunca permitió que nadie notara el miedo que sentía.

En Torrance la llegada del telegrama del 4 de junio de 1943, en que se anunciaba la desaparición de Louie, fue seguida de un silencio sobrecogedor. Muchas semanas pasaron y la búsqueda de los militares no dio con el paradero de Louie, su tripulación o su avión. En el pueblo, la esperanza se disolvió. Cuando los Zamperini salían de casa, veían resignación en el rostro de sus vecinos.

En el interior de la casa blanca de la Avenida Gramercy, el ambiente era muy distinto. En los primeros días que siguieron a la llegada del telegrama Louise Zamperini había tenido la convicción de que su hijo estaba vivo. Su marido y sus hijos sentían lo mismo. Pasaron los días; luego las semanas; llegó la primavera y después el verano y ni una palabra sobre Louie. Pero la convicción de la familia quedó incólume. Para la familia Louie estaba aún entre ellos. Se hablaba de él en presente, como si estuviera al otro lado de la calle y se esperara su llegada en cualquier momento.

Lo que los Zamperini estaban experimentando no era negación de los hechos ni tampoco se llamaba esperanza. Se trataba de fe. Louise, Anthony, Pete y Virginia seguían sintiendo la presencia de Louie. Su tristeza no provenía del duelo, sino de la certeza de que Louie estaba allí, con problemas, sin que ellos pudieran ayudarlo.

El 13 de julio Louise tuvo una sensación de urgencia. Escribió una carta para el mayor general Willis Hale, comandante de la Séptima Fuerza Aérea. En la carta rogaba a Hale que no diera por terminada la búsqueda; Louie, escribió ella, estaba vivo. Sin que Louise lo supiera, ese mismo día capturaron a Louie.

Varias semanas más tarde llegó la respuesta de la oficina de Hale. La carta decía que, debido al fracaso de la búsqueda, los militares se habían visto forzados a aceptar que Louie y el resto de los hombres del avión habían desaparecido. Se esperaba que Louise pudiera aceptar también esto. Louise rompió la carta.

Pete estaba aún en San Diego entrenando con los reclutas de la marina. La tensión se hacía presa en él. A veces conducía hasta Torrance para visitar a su familia, y cuando llegaba, todos se preocupaban en silencio por lo delgado que estaba. En septiembre le devolvieron su última carta a Louie, la misma que había sido enviada horas antes de que su familia recibiera el telegrama notificando el accidente.



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