Historia de las plantas by Teofrasto

Historia de las plantas by Teofrasto

autor:Teofrasto [Teofrasto]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Ciencias naturales
editor: ePubLibre
publicado: 1988-01-01T00:00:00+00:00


CAPÍTULO OCTAVO

1. Cedros gigantescos de Siria. Árboles corpulentos y altísimos de Córcega. — 2. Expedición de los romanos a la boscosa Córcega. — 3. Descripción de la lujuriante vegetación arbórea de Córcega.

1 Cada clase de madera, como se dijo antes, difiere por el lugar en donde se desarrolla. En efecto, aquí crece admirablemente el almez y acullá el cedro, por ejemplo, en Siria. En las montañas de Siria los cedros alcanzan grosor y altura extraordinarios. Son tan corpulentos algunos que tres hombres no los pueden abrazar. En los jardines los hay más grandes aún y más hermosos. Parece que si se les deja ocupar a cada uno su lugar apropiado y no se les tala, alcanzan una altura y grosor notables. Así, en Chipre los reyes no solían cortar los árboles por dos razones: porque se gozaban en conservarlos y porque el acarreo de la leña era penoso. La longitud de los troncos cortados para el navío de Demetrio[22], de once bancos de remeros, era de trece orgias, y las maderas mismas carecían de nudos, eran lisas y tenían extraordinaria longitud. Cuentan también que los árboles más grandes de todos son los de Córcega, porque, si es verdad que el abeto y las piceas del Lacio alcanzan gran tamaño y son más altos y bellos que los abetos y piceas del Sur de Italia, se dice que éstos no son nada comparados con los de Córcega.

2 Porque se afirma que, deseando los romanos[23] fundar una ciudad en la isla, se dirigieron a ella con veinticinco naves, y era tan enorme el tamaño de los árboles, que, cuando navegaron por ciertos golfos y puertos, corrieron peligro de ver rotos sus mástiles. Y se dice que la isla entera está densamente cubierta de árboles y es como una especie de selva salvaje. Por lo cual los romanos desistieron de fundar la ciudad. Sin embargo, algunos se adentraron en la isla y talaron una gran cantidad de árboles, acotando un pequeño espacio, los suficientes para hacer una almadía de cincuenta velas. Pero dicha almadía pereció en alta mar. Córcega, pues, ya sea a causa de falta de cultivo o por las condiciones de suelo y de clima, sobrepuja con mucho en la producción de árboles, a otras regiones.

3 El país de los latinos es abundante en agua. La tierra baja produce laurel, mirto y magníficas hayas. Cortan los habitantes, de estos árboles, maderas de igual longitud que la que tiene el madero que se aplica a la parte inferior de la quilla de las naves etruscas. La parte montañosa produce piceas y abetos. La región llamada Circea, de Circe, es un elevado promontorio, pero densamente poblado de árboles, y cría robles, laurel en abundancia y mirto. Dicen los nativos que allí habitó Circe y enseñan la tumba de Elpenor[24]; de ella brotan mirtos como los que se usan en la confección de guirnaldas, si bien hay otros mirtos grandes. Se dice, además, que la región es un aditamento reciente y que hubo un



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