Himalaya by Erika Fatland

autor:Erika Fatland [Fatland, Erika]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Crónica, Historia, Política, Viajes
editor: ePubLibre
publicado: 2020-01-01T00:00:00+00:00

* * *

El templo de la fertilidad se llamaba en realidad Chimi Lhakhang y fue fundado en 1499 en honor de Drukpa Kunley, más conocido como el Divino Loco, que en Bután es casi tan popular como Padmasambhava. Drukpa Kunley vivió de 1455 a 1529 y provenía del Tíbet. Cuando su padre murió, decidió hacerse monje, pero muy pronto se hastió de la rígida y aburrida vida del convento y empezó a viajar por doquier libre como un mendigo. Drukpa Kunley era un erudito y también un hábil poeta, pero ante todo se le conoce por sus métodos tántricos, que, entre otras cosas, consistían en acostarse con mujeres, cantar canciones obscenas y tomar ingentes cantidades de alcohol, todo unido haría de catalizador y aceleraría el proceso para alcanzar la iluminación religiosa. Parece ser que también orinó encima de famosas thangkas y se desnudó delante de lamas para demostrar que no era necesario actuar como un santurrón para ser un buen budista. Drukpa Kunley no construyó templos ni fundó ninguna escuela, pero el templo de la fertilidad en Punakha, 1242 m s. n. m., se construyó, según parece, en el lugar donde él amansó a un demonio y el monasterio acoge un enorme falo de madera que él trajo consigo del Tíbet.

—¿Ves a lo que se parece la colina donde está el monasterio? —⁠preguntó Rinchen y me miró intrigado. Yo negué con la cabeza. Todo lo que vi fue la cima de una pequeña colina.

—¿De verdad que no lo ves? —⁠me preguntó sorprendido.

—No —reconocí—. ¿A qué se parece?

—¡A un pecho de mujer! —respondió Rinchen entre risas.

Subimos hacia el monasterio, que se descollaba en la cima del cerro como un pezón tieso. Yo sudaba con el calor de la tarde. Las paredes de las casas que dejábamos atrás estaban decoradas con pinturas de miembros viriles erectos que, voluptuosos, chorreaban semen sobre las paredes. Las tiendas de turistas se hacían competencia unas a otras ofreciendo falos de todos los colores y tamaños posibles.

El templo estaba lleno de gente, la mayoría eran parejas occidentales muy por encima de la edad reproductiva.

—Mira esto —dijo Rinchen y abrió un álbum de fotos que estaba encima de una mesa⁠—. ¡Parejas de todo el mundo han tenido hijos después de haber visitado este lugar!

El álbum estaba lleno de fotos de bebés y padres sonrientes.

Rinchen carraspeó y me miró inseguro.

—El astrólogo del pueblo recalca que es muy importante que te bendiga un monje —⁠dijo. Debió de ser Sangye quien le había informado de esto⁠—. Pero me temo que no sea suficiente… —⁠volvió a carraspear y señaló un enorme falo de madera de aspecto muy real. Medía casi un metro de alto⁠—. Tienes que dar tres vueltas al templo con el falo en las manos.

—¿Bromeas? —le miré incrédula.

—No, por supuesto que no bromeo —⁠dijo Rinchen serio⁠—. Pero tengo amigos que simplemente han sido bendecidos y también han tenido hijos —⁠se apresuró a añadir.

No me veía dando tres vueltas al templo con una enorme verga entre las manos. Tampoco me torturaban

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