Has sido tú (Kamaù tut 3) by A. K. Guardián

Has sido tú (Kamaù tut 3) by A. K. Guardián

autor:A. K. Guardián
La lengua: spa
Format: epub
editor: Penguin Random House Grupo Editorial España
publicado: 2020-10-27T12:35:01+00:00


***

Los días pasaban y, con cada uno de estos, lograba acercarme más a Lis. Cada instante que compartía a su lado era un bálsamo, era una luz cálida y hermosa que invadía mi vida con plenitud. Fue ella quien me acompañó en mi largo proceso de aceptar que podía perdonarme, que no estaba siendo egoísta en hacerlo, que podía empezar de nuevo sin remordimientos. Y entonces comprendí que la amaba, que su sola presencia era necesaria para mí, que la quería a mi lado, que deseaba poder compartir mi vida con ella y que ella compartiese su vida conmigo. El amor que alguna vez sentí por Jade no podía ser comparado con lo que sentía por mi Lis. Mi amor por ella era contundente, fundamental en mi vida; era un amor que me llenaba por completo, que me traía calma; no algo tempestuoso ni arrebatado. Era un amor seguro, lleno de promesas, que podíamos cumplir el uno al otro. Un amor con el que jamás sentí morir, un amor que me hacía querer vivir día a día tan solo para seguir a su lado.

—¿Podemos ir a otro lugar el día de hoy? —Estaba un poco nervioso; temía que ella dijera que no o que no correspondiera del todo a mis sentimientos.

—¿Y eso por qué? ¿A dónde?

—Quisiera que paseáramos por Los Lagos; el clima está ideal, y seguro te encantará la vista y ver el atardecer. —Su respuesta fue esa gloriosa sonrisa, y aceptó.

Llegamos al puente Fredensbro, sobre el lago Soterdams Sø; aún faltaba un poco para que el sol se ocultara.

—Es un lugar hermoso, Miguel; no había venido hasta aquí. Solo conocía el lago Sankt Jorgens Sø. Ahora entiendo por qué dicen que el Soterdams Sø es el más lindo de los tres.

Lis estaba más hermosa que nunca; su vestido verde hacía resaltar el color rojizo de su cabello y su piel; sus ojos estaban más iluminados que de costumbre. No había mucha gente por el puente, por lo que su pequeña y delgada mano estaba entrelazada con la mía; aunque ella llevaba guantes de encaje, podía sentir el calor de su piel en mi tacto.

—La mejor decisión que pude tomar, luego de haber decidido tener a mi pequeño Neil, fue venir a vivir aquí.

—¿Por qué lo dices?

—¿No te das cuenta de la majestuosidad que hay ante nosotros? Tantos colores alrededor, los sonidos, el aroma del agua, de los árboles. Tanto... Jamás pude vivir esto en Randers. ¿Sabes?, solía pintar, pintar mucho cuando vivía allá. Tenía todo lo que necesitaba para hacerlo. Mi habitación estaba llena de bocetos, dibujos a medio hacer para luego llevarlos al lienzo... No me había dado cuenta de cuánto extraño eso... Disculpa, estoy divagando.

—No, en lo absoluto. Saber lo que te gusta hacer, lo que es parte de ti, me interesa. Y mucho. —Fue inevitable no ver cómo sus mejillas se coloreaban, combinando con los trazos claros del atardecer.

—Tú también eres parte de esa buena decisión. Si no hubiese venido hasta aquí, no te habría conocido.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.