Faetón by Alejandro Pimentel

Faetón by Alejandro Pimentel

autor:Alejandro Pimentel [Pimentel, Alejandro]
La lengua: spa
Format: epub
ISBN: 9788468534671
editor: Bubok Publishing S.L.
publicado: 2019-01-09T00:00:00+00:00


'Tierra bendita que has visto nacer

ingeniosos y afables caballeros,

oh, Tierra fértil de grandes guerreros,

oh, Tierra donde Amor quiere crecer;

pídote hablar con tu pueblo un momento.

Digo que bien veo el vuestro lamento,

e no penséis que sólo con aliento

me sumo al vuestro grave descontento;

antes bien, esas penas que os lastiman

son las mismas que llevo en mi pecho.

Mas cierto es que con un mayor acecho

a toda la mía Alma desaniman.

Me hallo, pues, sin fe ne’l peor calvario,

et como quiero morir solitario

ni debéis seguirme hasta mi sudario

ni debéis acompañar mi obituario.

E si vuestra fe en mí habéis decantado

dígoos que fuerte es el descalabro

que Amor ha’le a la mía vida dado.

Entonces a follia la puerta le abro,

ya que mejor fin no os puedo ofrecer.

¿Acaso no es todo un juego macabro?

¿Podrá el mío dolor igualdad ver

en hombre que la tierra haya pisado?

¡No! E certeza sóbrame al responder.

E aunqhe bien me ofrecéis vuestro fonsado,

sabed que enemigo no hay por vencer,

e sí sólo una vida con triste hado.

¡Oh Parcas, os pido misericordia,

ya que ganar no puedo esta discordia,

esta discordia con sino funesto

que os pide de compasión sólo un gesto!

¡Oh resignación! mira el dolor mío;

cata que buscando otro amanecer

la cuita nuestra sabe bien crecer

menguando cualqhier ilusión e brío'.

Bajème de donde parado estaba,

mientras un gran dolor me superaba;

mas con sorpresa abriéronse los cielos,

pues mi àngel oyó los míos anhelos.

E con su dulce voz dijo lo siguiente:

'No temas, no siéntaste abandonado,

ya que eres tú por mí bien recordado

como el hombre quijotesco et valiente.

No, no permitas que esta desazón

secuestre la tuya incorta Razón.

Y te aseguro que habrá luz de día

si al augusto Zeus sigues como guía.

Y como pensando estás en la muerte,

te pregunto yo, ¿no escuchas al cielo,

queriéndote dar el suyo consuelo?

Sé atento, que haré yo tu brazo fuerte.

Haz oración, que él bien te escuchará;

al ínclito Zeus eleva tu canto,

y la salud que buscas llegará,

e fin pondrás al tuyo sufrir tanto'.

Yo me hinquè para principiar mi ruego,

e con los brazos abiertos al cielo

calmóse el mío tristísimo fuego

que teníame preso en un cruel duelo.

Poco antes de que al cielo retornara

el mío Ángel me dio néctar de dioses;

e así troqué mi voz en varias voses

para pedir que pronto regresara.



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