Europa en la Edad Media by Chris Wickham

Europa en la Edad Media by Chris Wickham

autor:Chris Wickham [Wickham, Chris]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2017-06-01T04:00:00+00:00


Capítulo 9

1204: EL FRACASO DE LAS ALTERNATIVAS

En el siglo XIII, los reinos de la Europa occidental que acabamos de examinar se hallaban en la cresta de la ola, pero antes de conseguir ese éxito no habían sido los únicos estados cristianos poderosos del continente, de hecho, ni siquiera habían sido los más fuertes. En 1025, al fallecer el emperador Basilio II, su imperio —al que nosotros damos el nombre de «bizantino», pero que, según hemos precisado antes, tanto él como sus súbditos denominaban «romano», tal como habían hecho Augusto y Justiniano— era sin duda el sistema político más sólido de Europa. Se extendía desde el Danubio hasta Antioquía, y de Bari, en el sur de Italia, a lo que hoy son las fronteras de Irán. Esto significa que los Balcanes, Grecia, la Anatolia (es decir, la actual Turquía) y el sur de la península italiana se hallaban gobernadas por una única y bien cohesionada estructura política dotada de un complejo sistema fiscal, inigualado por ninguna otra potencia latina del medievo, y dirigidas desde una capital, Constantinopla, que por entonces era, con una población probablemente muy superior al cuarto de millón de habitantes, la mayor ciudad de toda la Europa medieval[314]. De hecho, hasta los últimos años del siglo XII, la riqueza y el poder de Bizancio, pese a que sus territorios hubieran quedado mermados por esta época, seguían estando por encima de los de cualquier otra organización política occidental. De todas formas, lo cierto es que, pocas décadas más tarde, ese imperio se desvanecía. Los turcos controlaban la meseta de la Anatolia. Los Balcanes se hallaban en manos de una serie de gobernantes serbios y búlgaros. En 1204, la propia Constantinopla había caído en poder de las tropas francesas e italianas de la cuarta cruzada, tristemente célebre por haberse desviado de su objetivo inicial, consistente en atacar el Egipto musulmán, y destruido en cambio un sistema político cristiano. Además, frente al pequeño y recién creado imperio latino de Constantinopla y los venecianos que acababan de conquistar las islas griegas no se alzaría un único gobierno bizantino en el exilio, sino tres, radicados, respectivamente, en Nicea (la actual İznik), Trebisonda (la moderna Trabzon) y Arta, en el noroeste de Grecia, así como un puñado de señoríos de menor tamaño repartidos por otras regiones del Peloponeso. Pese a que la Constantinopla dominada por los latinos sucumbiera a su vez ante el emperador de Nicea, Miguel VIII Paleólogo, en 1261, la unidad del poder bizantino no habría de recuperarse ya jamás. El sistema imperial bizantino ofrecía a Europa una pauta de desarrollo verdaderamente alternativa a la que estaban siguiendo en ese momento las potencias occidentales, pero después del año 1204 esa posibilidad se perdió sin más.

¿Qué importancia tiene este hecho? Debido parcialmente a la realidad que la desintegración del imperio bizantino es, en sí mismo, un acontecimiento político tan relevante como el similar desmembramiento del imperio romano de Occidente, y de hecho su explicación entraña una complejidad similar. En la práctica, sin embargo,



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