Entre las máscaras del búho by Dani Vera

autor:Dani Vera [Vera, Dani]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-12-12T00:00:00+00:00

25

Pedro la vio a lo lejos. Llevaba más de dos horas allí esperando con ansias y nerviosismo a que apareciera, estaba a punto de marcharse cuando ella, esa mujer que le hacía sentir mil cosas a la vez, se sentó en un taburete de la barra y pidió un refresco. Ese día quería algo especial. Había decidido mover ficha y eso haría, pero todavía tenía que esperar un poco.

La observó mientras se tomaba un sorbo de la bebida y un hombre bastante atractivo se acercaba devorándola con la mirada. Hablaron unos minutos en los que no apartó la vista de ella, hasta que creyó que ya era suficiente. Se levantó del sofá donde estaba sentado al lado de una mujer y caminó rumbo a la puerta. Lo hizo despacio, con las manos en los bolsillos, con la seguridad de saber que miraría. Cuando llegó al lugar apropiado, se paró y se giró con lentitud. Tan solo hizo falta un pequeño instante para que ella levantara la vista y la dirigiera hacia él. Sus miradas se cruzaron. Tuvo que hacer un enorme esfuerzo para no sonreír. En cambio, su rostro se cubrió de esa máscara de indiferencia que tanto le ponía a la mujer. Lo sabía.

Ella se levantó con seguridad, con esa que emanaba de cada poro de su piel en el momento en que entraba por ese lugar. Cuando la vio dirigirse hacia él, se dio la vuelta y cruzó la puerta que los llevaba hacia las habitaciones privadas y la sala comunitaria. Quería jugar un poco.

En cuanto cambiaron de ambiente, la música también lo hizo. La melodía sensual y suave incitaba, era un elemento más de la decoración lujuriosa. Dio un par de pasos antes de pararse ante unos cristales que daban a una sala donde se desarrollaban escenas sobre una pequeña tarima. En esa ocasión, dos hombres completamente desnudos daban placer a una mujer cuyos únicos adornos eran la máscara y un par de zapatos de charol con veinte centímetros de tacón.

Ambos admiraron la escena, en sus ojos se podía leer el deseo contenido, la excitación de ver ante ellos una imagen como aquella. Las manos de los hombres parecían que se multiplicaban, acariciaban el hermoso cuerpo de la chica que gemía de placer. Pedro la miró solo un segundo, para luego volver la vista a la escena.

En una orden silenciosa, con un solo movimiento de cabeza, le indicó que lo siguiera. Ya había reservado una de las habitaciones privadas, una de las pocas que tenía un jacuzzi. Entraron, y Pedro cerró la puerta.

—Desnúdate —ordenó con la voz ronca. Ella negó en un principio. Pedro la observó con atención, acarició su cuerpo con una mirada tan hambrienta que provocó que a ella se le cortara la respiración, aunque no se resistió a lo que necesitaba.

Mientras él preparaba un par de copas de vino, ella deslizó el tirante derecho de su vestido con las yemas de los dedos, dejando un rastro caliente en su piel durante el trayecto. Lo dejó caído a propósito.

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