En llamas by Richard Wrangham

En llamas by Richard Wrangham

autor:Richard Wrangham [Wrangham, Richard]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Ciencias naturales
editor: ePubLibre
publicado: 2010-12-31T16:00:00+00:00


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Por tanto, antes de que nuestros ancestros cocinaran, disponían de mucho menos tiempo libre. Por consiguiente, sus opciones para las actividades de subsistencia se habrían visto severamente constreñidas. Los hombres no podrían permitirse pasar todo el día cazando, pues en el caso de no conseguir ninguna presa, habrían tenido que llenar su barriga en su lugar con alimentos de origen vegetal, lo cual habría requerido mucho tiempo de masticación. Tomemos como ejemplo a los chimpancés, que cazan poco y cuya dieta a base de alimentos crudos puede considerarse con seguridad similar a la dieta de los australopitecinos. En Ngogo, Uganda, los chimpancés cazan intensamente en comparación con otras poblaciones de chimpancés, pese a lo cual los machos dedican por término medio menos de tres minutos diarios a la caza[236]. Los cazadores humanos, en cambio, disponen de mucho tiempo y caminan durante horas en busca de presas. Un estudio reciente de ocho sociedades de cazadores y recolectores reveló que los hombres cazaban entre 1,8 y 8,2 horas diarias[237]. Los hombres hadzas estaban cerca del promedio, dedicando más de cuatro horas diarias a cazar, unas ochenta veces más que los chimpancés de Ngogo.

Casi todas las cacerías de los chimpancés siguen a un encuentro casual durante actividades rutinarias, como patrullar sus límites territoriales, lo cual sugiere que no están dispuestos a arriesgarse a dedicar tiempo a una búsqueda esperanzada. Cuando los chimpancés cazan sus presas favoritas, los monos colobos rojos, estos rara vez se marchan del árbol en el que son atacados. Los monos parecen sentirse más seguros permaneciendo en un lugar que saltando a los árboles contiguos, donde los chimpancés podrían tenderles una emboscada. La inmovilidad de los monos permite a los chimpancés alternar entre sentarse debajo de la presa y abalanzarse sobre ella. En teoría, podrían pasarse horas persiguiendo a sus presas. Pero, en Ngogo, la cacería más larga observada duró poco más de una hora, y la duración media de las cacerías es solo de dieciocho minutos[238]. En Gombe descubrí que el intervalo medio entre episodios de ingesta de vegetales era de veinte minutos, casi lo mismo que dura una cacería[239]. La similitud entre la duración media de la cacería y el intervalo medio entre los episodios de ingesta de vegetales sugiere que los chimpancés pueden permitirse un descanso de veinte minutos de comer frutos u hojas para cazar, pero si tardan mucho más, se arriesgan a perder un valioso tiempo de ingesta de vegetales.

La distribución del tiempo que los simios dedican a la ingestión de alimentos crudos está constreñida asimismo por el ritmo de la digestión, ya que tienen que hacer una pausa entre las comidas. A juzgar por los datos relativos a los humanos, cuanto más copiosa es la comida, más tiempo tarda el estómago en vaciarse. Probablemente el estómago lleno del chimpancé tarda entre una y dos horas en vaciarse lo suficiente para permitir una nueva ingesta. Por consiguiente, un requisito de cinco horas de masticación se convierte en una dedicación de ocho o nueve horas a alimentarse.



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