En Lake Success by Gary Shteyngart

En Lake Success by Gary Shteyngart

autor:Gary Shteyngart [Shteyngart, Gary]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Psicológico, Realista, Sátira, Humor
editor: ePubLibre
publicado: 2018-01-01T00:00:00+00:00


* * *

Seema estaba en la cama, con las luces apagadas y una mano encima de los ojos. Debería estar contenta. No era exactamente que Shiva hubiera hecho un «amigo», ni siquiera en el sentido que la palabra podía tener a los tres años, pero un niño le había cogido del brazo para que saltara y había querido compartir sinceramente sus cosas tristes, como el cepillo y la pelota.

Tres días antes, Luis había estado dentro de ella. Fue en el Gramercy, al día siguiente del almuerzo con Julianna en el quiosco libanés. Le asombró la fuerza que tenía, puede que fuera el hombre más fuerte con el que había estado nunca, y cómo le sujetaba los hombros y le decía mil veces que la quería. «¿Puedo entrar dentro de ti?», le había susurrado.

La respuesta de Seema fue que sí, y luego le pidió que se quedara dentro un poco más. No estaba a punto de llegar al orgasmo: rara vez se corría cuando no estaba sola, pero le habría gustado que esa presión en los hombros, en los brazos, en la tripa, durase eternamente. Cuando por fin se apartó y se agachó para ver cómo salía el semen del cuerpo de Seema, a ella le pareció raro, pero Luis hacía muchas cosas raras. La acarició suavemente, disfrutando de su obra de artesanía.

—Quiero tener un hijo contigo —⁠⁠dijo.

¡Qué sorpresa tan maravillosa! Seema le acarició con ternura el mentón barbudo.

—Verás. Estoy embarazada.

A él no pareció preocuparle.

—De Barry, supongo…

—Pues sí.

—Da igual. Esperaré mi próxima oportunidad para dentro de nueve meses. O cuando sea.

Seema se echó a reír.

—¿En serio?

—Soy rápido. Esperma latino y judío. Embarazo infalible.

Se lanzó sobre ella y la besó con desesperación, con dolor.

—¿Y no te importará que ya tenga dos hijos? —⁠⁠preguntó Seema.

—Me gustan los niños. Siempre hay alguien que se encarga de ellos. Además, eres una mujer con recursos.

—Creía que habías dicho que era una mujer con objetivos.

—¡Madre mía! No te olvidas de nada. Pareces un escritor.

—Presto atención a todo lo que dices. Ya sabes por qué. Porque te quiero.

El período refractario de Luis duró menos de veinte minutos.



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