En brazos de un extraño by Catherine Spencer

autor:Catherine Spencer
La lengua: spa
Format: epub
editor: Harlequin, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
publicado: 2020-01-17T11:15:50+00:00

Nunca lo había hecho, ni tampoco lo hizo esa noche. Y si Jenna no estaba ya un poco enamorada de él antes, sí que lo estuvo después.

Sus padres ya estaban sentados a la mesa cuando llegaron y estaba claro que su padre ya sabía la noticia, aunque por lo menos, hizo un intento de tomársela bien.

—Así que pensáis casaros —dijo cuando se hubieron hecho las presentaciones. Así que supongo que eso merece una botella de champán.

—Yo creo que lo que merece es una explicación —dijo su madre—. Porque, francamente, no entiendo cómo ha sucedido. Estoy segura, señor Delaney, de que es consciente de que Jenna ha estado comprometida con otro muy recientemente.

Edmund acercó más su silla a la de Jenna y le sonrió como si ella fuera la única mujer en el mundo.

—Claro, Jenna y yo no tenemos secretos.

—Entonces debe saber también que todos nos quedamos muy devastados cuando las cosas no salieron como habíamos esperado.

—Tal vez ustedes se quedaron más devastados que Jenna. O tal vez ella tenga un mayor poder de recuperación.

La madre de ella se puso púrpura mientras que su padre desapareció rápidamente tras la carta de vinos.

—En cualquier caso —continuó Edmund, indiferente al efecto de sus palabras—, Jenna está comprometida ahora conmigo, así que el pasado ya no tiene importancia.

—¡Pero ella no puede conocerlo de más de unas semanas!

—Yo no soy de los que dejan crecer la hierba bajo mis pies, señora Sinclair. Conozco lo bueno en cuanto lo veo y Jenna es lo mejor que me ha pasado desde hace mucho tiempo. Y tampoco nos acabamos de caer de la cuna ninguno de los dos, como estoy seguro que usted será la primera en admitir. Ya somos mayores de edad y completamente capaces de decidir por nosotros mismos cómo y con quién queremos pasar el resto de nuestras vidas.

Por suerte, el camarero llegó entonces y, después de pedir la comida, todo el mundo hizo un intento por mantener la conversación tranquilamente y para hablar de cosas generales. Pero en el momento en que les llegó lo que habían pedido, la madre de ella volvió a la carga.

—Va a tener que perdonarme si me siento menos que encantada con la noticia, señor Delaney, pero francamente, me está costando trabajo la idea de aceptar a un desconocido como yerno.

—¡Por favor, madre! ¡No voy a tolerar que insultes al hombre con el que me voy a casar! Si no puedes estar contenta por nosotros, por lo menos ten la buena educación de callarte. Y si no lo puedes hacer, entonces…

Edmund, al parecer sin darse por ofendido, entrelazó sus dedos con los de ella.

—Relájate, querida, y trata de disfrutar de tu cena. A tu madre le preocupa que te estés metiendo en problemas, eso es todo. ¿No es así, señora Sinclair?

—Yo no diría tanto, pero…

—Pero le resultaría mucho más fácil darme la bienvenida a la familia si yo fuera alguien a quien pudiera mostrar a sus amigos. En otras palabras, le gustaría conocer mis credenciales.

—Bueno…

Por una vez, la madre de ella quedó en silencio, avergonzada.

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