El vuelo de los buitres by Jorge Martínez Reverte

El vuelo de los buitres by Jorge Martínez Reverte

autor:Jorge Martínez Reverte [Martínez Reverte, Jorge]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2021-04-27T16:00:00+00:00


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Nador-Zelúan

(del 24 de julio al 3 de agosto de 1921)

Desde el 21 de julio por la tarde, la gente de Zeluán puede ver cómo pasan algunas unidades, o lo que queda de ellas, huyendo de la tragedia. Algunos soldados van solos, otros en grupos, heridos, muchos desarmados, medio vestidos… Llevan en el rostro las huellas del desastre y están agotados, casi muertos de sed y de calor. Despojos humanos que llegan por la carretera a pie, los que tienen más suerte, a caballo o en camiones, acompañados de mulos sueltos o con bastes. Muchos no paran o no quieren parar. Ahora, Melilla es la salvación, el único objetivo posible para todos.

Los que aún pueden hablar, lo hacen, porque los habitantes de Zeluán salen de sus casas, preguntan, se inquietan. Y el pánico se apodera de ellos.

Entre los que escapan también hay civiles, habitantes de poblados del interior, como Vicente Verdú Amorós, que viene de Monte Arruit, donde tiene una finca de 84 hectáreas que trabaja junto a su mujer y sus hijos. Vino al Rif desde Argelia, donde se crió, aunque es originario de un pueblo de Alicante, La Romana.

Junto a muchos otros soldados, Vicente llega a Zeluán el 23 de julio por la tarde. Viene con su familia, en caballería, después de que el capitán Carrasco, jefe de la posición en Monte Arruit, diera la voz de «sálvese quien pueda». Vicente ya sabía lo que había pasado en Annual. Llevaba dos días viendo pasar a los hombres que venían del frente, heridos, abatidos y en lastimoso estado. Aun así, se resistía a abandonar su casa. Pero no le ha quedado más remedio que acatar las órdenes y emprender rumbo hacia Melilla. Por el camino, abarrotado de vehículos, jinetes y peatones, han ido encontrándose con todo tipo de efectos y armamento, abandonados. Sus hijos no han podido resistirse y se han hecho con tres fusiles, con los que juegan, eso sí, sin los cierres. Los entregarán en Nador, a su paso camino de la plaza[1].

En Zeluán, algunos oficiales han intentado poner orden. Uno de ellos ha parado varios camiones, obligando a bajar a los que no están heridos para que subieran las mujeres y los niños.

Otro Vicente, apellidado Garrido Conceiro, soldado de la sección de explosivos del 11.º Regimiento de Infantería San Fernando, viene de Dar Drius, posición que también ha sido evacuada. Tiene veintiún años y es de La Coruña, donde ejercía de barbero. Se alistó de voluntario hace año y medio, y ahora quizás se maldice por haber tomado esa decisión. Lleva a sus espaldas dos días de espanto, tiroteado por el enemigo, viendo un reguero de muertos y heridos por todas partes, Batel, Tistutin, Monte Arruit… Ha llegado a Zelúan en camión, enfermo desde que salió de Dar Drius. Junto a él, una mujer ha caído muerta y otro paisano y dos soldados han resultado heridos. Él ha tenido suerte. En Zeluán, algunos paisanos han querido subir al camión, pero el conductor no ha parado, y no ha podido evitar arrollar a un suboficial.



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