El tiempo que tuvimos by Cherry Chic

autor:Cherry Chic [Chic, Cherry]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Juvenil, Drama
editor: ePubLibre
publicado: 2023-05-04T00:00:00+00:00

45

Liam

No conseguí sentarme al lado de Grace, aunque lo intenté. No debería haberme enfurruñado por eso, pero lo hice. Acabé en el otro extremo de la mesa y, aunque al principio no me gustó, porque contaba con poder charlar con ella de un modo más cercano, me dio la oportunidad de observarla durante la cena. Quizá por eso pude ver con tanta claridad que ocurría algo.

El ánimo de Grace había cambiado por completo desde que le había dicho que íbamos a cenar en casa de mi familia. Pasó de estar bien y animada a que su conversación cayera en picado conforme pasaban los minutos. Todo el mundo charlaba sobre la granja, los distintos trabajos, estudios y planes futuros, pero Grace permanecía casi inalterable. Observaba su plato durante largos minutos sin tocarlo, con la mirada fija en un punto y los pensamientos muy muy lejos de allí, a juzgar por su comportamiento.

—Querida, ¿estás bien? —le preguntó mi madre en un momento dado.

Eso fue lo que hizo que mis alarmas saltaran un poco. Sobre todo porque Grace alzó la mirada, pero no consiguió enfocarla a tiempo y mucho menos responder con coherencia.

—Yo… perdón, ¿qué?

—Apenas has tocado tu plato —le dijo mi madre.

—Oh, sí, es que… me duele el estómago.

—Vaya… ¿Quieres que te prepare una sopa en un momento? Tengo caldo recién hecho y…

—No, no es necesario. Creo que he comido mucho hoy.

—Come un poco al menos —dijo Aidan con voz grave.

—No me entra —insistió Grace.

El ambiente se volvió un poco tenso hasta que mi hermana Eve, en un intento por suavizarlo, cogió el plato de Grace, pues estaba a su lado, y se lo volcó en el suyo.

—Más para mí.

—¡Eve! —exclamó mi padre mientras Lucas se reía a carcajadas—. Eso es de muy mala educación.

—¡Ha dicho que no quería!

—Aun así, deberías comportarte como una señorita.

—No me interesa, gracias.

Mi padre puso cara seria, Lucas se rio más fuerte y Grace miró a mi hermana con tanta gratitud que supe que, en efecto, allí pasaba algo, aunque desconociera con exactitud qué era.

El resto de la cena fue más o menos tranquila, si tenemos en cuenta que Grace solo comió algo del pastel que mi madre había hecho porque le insistieron, pero en cuanto pudo se levantó con la excusa de estar muy cansada y desapareció. Yo tuve que quedarme un poco más, pero Aidan, en cambio, se fue con ella.

Quise pensar que, si ocurría algo, su hermano se haría cargo, pero eso no evitó que una parte de mí sintiera la imperiosa necesidad de averiguar qué estaba pasando.

—Voy a hacerle un caldo a Grace mañana. Igual ha cogido un virus, con este tiempo…

—Seguramente tiene menos defensas por haber vivido fuera tanto tiempo —sentenció mi padre.

Quise decirle que su creencia de que la gente de Irlanda tenía más defensas era estúpido y no se sostenía, pero aprendí con los años que había cosas que era mejor no pelear con mi padre. En cambio, me dediqué a estar el tiempo mínimo indispensable con mi familia. En

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