El sueño de Sophia by Corina Bomann

El sueño de Sophia by Corina Bomann

autor:Corina Bomann [Bomann, Corina]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2020-06-15T00:00:00+00:00


29

Tras varias noches inquieta, logré asimilar mi nueva tarea y asumir también la idea de que no iría pronto a París. El hecho de no poder buscar a Louis en persona me carcomía la conciencia y me entristecía, pero Kate tenía razón. En esa búsqueda yo no sería de ninguna ayuda para monsieur Martin. Y además seguía sin saber si Louis realmente estaba vivo.

Kate, en cambio, me tenía muy preocupada. ¿Qué sería de ella cuando yo no estuviera? ¿Cómo la podía ayudar? Cuando disponía de algo de tiempo, buscaba anuncios en las revistas del salón.

Cuando se hizo público mi ascenso, me convertí en el foco de atención del salón de miss Hodgson. Sin revelar a mis compañeras en qué consistía exactamente, tuve que decirles que me habían encargado una nueva tarea que me obligaba a mudarme a Maine, a la impresionante finca con mansión que miss Arden había comprado el año pasado.

—¿Así que ahora vas a ser mozo de cuadra? —preguntó Gladys con cierto rencor, pero pasé por alto su comentario con una sonrisa.

—No se trata de caballos —repuse—. A menos que consideres a nuestras clientas como yeguas.

—Bueno, en el caso de miss Ross yo no estaría tan segura —dijo Jenna entre las risas de las demás. Tampoco yo pude contener la sonrisa maliciosa pues ciertamente miss Ross estaba dotada de una dentadura que parecía una burla de la naturaleza.

Disfruté de la atención que me prestaron esos días, y no me hizo falta persuadir a la mayoría de las chicas para que aceptaran a mis clientas.

Mis Hodgson, en cambio, parecía un poco contrariada. Aunque sabía que miss Arden no le había comunicado la verdadera razón de mi traslado, ella parecía intuirlo y se sentía dejada de lado.

Con todo, mi ilusión por Maine Chance quedaba un poco empañada por la incertidumbre en cuanto a Kate. Aunque ella hacía de tripas corazón, saltaba a la vista que estaba muy preocupada. Por la calle deambulaban mujeres con carteles ofreciéndose para trabajar. No quería que Kate acabara así.

Pero ¿qué podía hacer por ella? No conocía a nadie lo bastante acomodado como para permitirse una asistenta doméstica. Mis clientas gastaban dinero en el salón de miss Arden, pero yo sabía que lo sacaban de otras cosas. La apariencia era más importante que nunca para no mostrar ante los vecinos el grado de penuria.

Ese día por la tarde surgió una oportunidad para hacer algo por Kate. Miré la hora. Mis Arden pasaba muchas horas en su oficina. En cuanto yo estuviera en Maine solo podría hablarle en persona cuando viniera de visita. El teléfono no bastaba para lo que me había propuesto. Así pues, decidí acudir a ella, aun a riesgo de que no me recibiera o no estuviera en el edificio.

Tomé el metro y fui hasta Manhattan.

La recepcionista me miró desconcertada cuando le comuniqué mi intención.

—Es importante —insistí.

—Ahora mismo miss Arden está reunida. Va a tener que esperar.

—No importa —respondí—. Dispongo de tiempo.

En cuanto llegué al piso superior, entré en la antesala.

—Ya sé que miss Arden está reunida —empecé a decir para evitar que la secretaria me lo repitiera—.



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