El misterio de Riddlesdale Lodge by Dorothy L. Sayers

El misterio de Riddlesdale Lodge by Dorothy L. Sayers

autor:Dorothy L. Sayers [Sayers, Dorothy L.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 1925-12-31T16:00:00+00:00


8

MÍSTER PARKER TOMA NOTAS

Llevaron a un hombre a un parque zoológico y le enseñaron la jirafa. Tras mirarla con fijeza en silencio, exclamó: “¡No lo creo!”.

La primera reacción de Parker fue preguntarse si había perdido la razón; la segunda, hacerse la misma pregunta con respecto a lady Mary. Al fin, las nubes que oscurecían su mente se dispersaron y decidió que la muchacha mentía.

—Vamos, lady Mary —dijo, envalentonándose, pero con un acento en su voz como si se dirigiera a un niño dotado de excesiva imaginación—, usted no puede esperar que nosotros creamos semejante cosa.

—Pues es preciso que lo crean —dijo la muchacha en serio—. Es un hecho real. Yo disparé contra él. Yo lo hice así, efectivamente. Claro que no tuve intención de matarle… Fue un… digamos, un accidente.

Míster Parker se levantó de su asiento y empezó a recorrer la habitación de un lado a otro.

—Me ha puesto usted en una situación terrible, lady Mary —dijo, al fin—. Escuche: soy oficial de la Policía. En realidad, nunca imaginé que…

—Eso… no importa —replicó lady Mary—. Naturalmente, usted tendrá que detenerme, arrestarme o como se diga. He venido precisamente a eso. Estoy dispuesta a seguirle tranquilamente… es esa la expresión, ¿verdad? Aunque, antes que nada, me gustaría explicar lo que pasó. Hace mucho tiempo que debía haber hecho esto, pero me temo que perdí la cabeza. No me di cuenta de que acusarían a Gerald. Yo esperaba que lo consideraran suicidio. ¿Debo hacer mi declaración aquí mismo o he de seguirle a la Comisaría?

Parker gruñó.

—Serán… serán menos severos, si se trata de un accidente, ¿verdad? —preguntó lady Mary con voz temblorosa.

—Claro que sí… Claro que sí… ¿Por qué no hablaría usted más pronto?

Parker dejó de pasear, bruscamente, y se sentó al lado de la muchacha.

—Es imposible… absurdo —cogió la mano de lady Mary entre las suyas—. No lo creeré jamás. Nada podrá convencerme. ¡Es absurdo! Algo que no va con su modo de ser, lady Mary.

—Pero, un accidente…

—No quiero decir eso… Bien sabe usted que no quiero decir eso. Ese silencio que usted ha guardado…

—Tenía miedo. Ahora le estoy diciendo la verdad.

—No, no, no —gritó el detective—. Usted me está mintiendo. Noblemente, lo sé. Pero es un sacrificio inútil. No hay hombre en el mundo que se lo merezca. No piense más en ese hombre, se lo ruego. Dígame la verdad. No trate de protegerle. Si él ha asesinado a Denis Cathcart…

—¡No! —la muchacha se puso, de un salto, en pie, retirando la mano—. No había otro hombre. ¿Cómo se atreve usted a decirlo o a pensarlo? Yo maté a Denis Cathcart. Se lo digo a usted y usted tiene que creerme. Le juro a usted que no había otro hombre.

Parker se recobró.

—Siéntese, por favor. Lady Mary, ¿está usted dispuesta a hacer una declaración?

—Sí.

—¿Sabiendo que mi deber será actuar en consecuencia?

—Si usted no quiere tomármela, iré directamente a la Comisaría.

Parker sacó su cuaderno de notas.

—Le escucho —dijo.

Sin ningún síntoma de emoción, excepto un nervioso juguetear con sus guantes, lady Mary empezó su confesión con voz clara y dura, como si estuviera recitando algo que se sabía de memoria.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.