El legado Hawthorne by Jennifer Lynn Barnes

El legado Hawthorne by Jennifer Lynn Barnes

autor:Jennifer Lynn Barnes [Barnes, Jennifer Lynn]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Juvenil
editor: ePubLibre
publicado: 2021-01-01T00:00:00+00:00


CAPÍTULO 46

Esa misma noche, algo después de la medianoche, Max me despertó de un codazo.

—¿Qué pasa? —pregunté, mirándola sin comprender. Y luego, al cabo de unos segundos, mis instintos de lucha o huida se activaron—: ¿Va todo bien?

—Todo bien —me contestó Max. Me dedicó una sonrisa perversa—. Muy bien. —Me dio otro codazo—. Jameson Hawthorne está en el jacuzzi.

La fulminé con la mirada y luego me di la vuelta y volví a taparme la cabeza con las mantas.

Ella volvió a apartarlas.

—¿Me has oído? Jameson Hawthorne está en el jacuzzi. Tenemos una situación de alerta frutamente máxima.

—Pero ¿qué te pasa con Jameson? —pregunté.

—No, ¿qué te pasa a ti con Jameson? —replicó Max.

Por motivos que no podría ni empezar a explicar, no la eché a patadas de la cama. Y respondí su pregunta.

—No me desea a mí —le dije a Max—. No en serio. Desea el misterio. Quiere tenerme cerca hasta que llegue el momento de utilizarme. Para él soy parte del acertijo.

—Pero… —apuntó Max—, ¿a ti te gustaría que él te utilizara?

Pensé en Jameson: en cómo le brillaban los ojos cuando él sabía algo que yo desconocía, en su sonrisa torcida, en cómo cubrió mi cuerpo con el suyo cuando nos dispararon en el Black Wood… y en cómo tiempo después acunó mi rostro entre sus manos cuando el ruido de los fuegos artificiales me llevó a recordar momentos oscuros. En el irritante modo que tenía de llamarme Heredera. En cuando jugamos al golf en la azotea. En mi cuerpo pegándose al suyo cuando íbamos en moto. En la inclinación exacta de sus labios cuando me dijo que me portara bien «por ahora»…

—Te gusta. —Max sonaba excesivamente satisfecha consigo misma.

—Tal vez me gusta cómo me siento cuando estoy con él. —Escogí mis palabras con sumo cuidado—. Pero no es tan sencillo.

—Por Grayson.

Miré el techo con fijeza y me acordé del telesilla.

—Somos amigos.

—No —me corrigió Max—. Tú y yo somos amigas. Grayson es la manifestación física de tu estilo de evitar cualquier vínculo. Él no se permitirá desearte. Tú no quieres desear que te deseen. Todo el mundo está al alcance de todo el mundo. Nadie se hace daño y nadie saca nada.

Max me dedicó su mirada de mejor amiga ofendidísima.

—Ay, ¿y a ti qué te importa? —le pregunté—. ¿Desde cuándo estás tan implicada en mi vida amorosa?

—En tu falta de vida amorosa —me corrigió Max de nuevo, y luego se encogió de hombros—. Mi vida ha estallado. Mis padres no me cogen el teléfono. Tampoco dejan que mi hermano me hable. Ahora mismo solo te tengo a ti, Ave. Quiero que seas feliz.

—¿Has intentado llamar a tus padres? —No quería presionarla demasiado, pero quería estar a su lado.

Max bajó la mirada.

—Este no es el tema. El tema es que ¡Jameson Hawthorne está en el jacuzzi! —Se cruzó de brazos—. Así que ¿qué piensas hacer al respecto?



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