El indiano by G. H. Guarch

autor:G. H. Guarch [Guarch, G. H.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2018-06-25T16:00:00+00:00

XIV - Un viaje al pasado

(Finales de 1812)

En junio de 1812 las noticias de la rendición de Valencia a los franceses hicieron tomar a Pedro la decisión de viajar a España, llegar a Cádiz y como pudiera, volver hasta la que había sido su casa. Quería saber cómo se encontraban sus hermanas, ya que temía por ellas. Bella no se opuso. Le pidió que tuviera mucho cuidado, que tenía siete hijos pendientes de su regreso. El Isla de Cuba viajaba a Cádiz habiendo cambiado sus enemigos. Los ingleses respetaban los navíos españoles, según y cómo, y en cuanto a los franceses, dependía de dónde se dirigieran los barcos. Napoleón tenía cerca de un cuarto de millón de hombres a lo largo y ancho de toda la península, aunque según se decía estaba preparando una gigantesca expedición a Rusia. Aun así mantenía un número importante de tropas en Portugal, y en España varios ejércitos, en el mediodía, en el centro, en el norte, también en Valencia, Aragón y Cataluña, para que hicieran frente a la rebelión; no solo la de las partidas, como la del cura Merino o la del Empecinado, que eran como moscardones que los aturdían sin dejarles un momento de reposo, sino la de los ejércitos regulares españoles y sus aliados ingleses, como Wellington y sus generales, convencidos de que el destino de Gran Bretaña también se estaba jugando en la reseca estepa castellana.

Una vez en Cádiz Pedro desembarcó, ya que esta ciudad se había convertido en el destino final. Desde allí volvería a La Habana un par de meses más tarde, con escala en San Juan. En la pensión reflexionó que no debería forzar la suerte, sino aguardar allí y volver a su hacienda. Sus dos hermanas estarían bien, le dirían que para qué había corrido ningún riesgo yendo hasta allí. Por la mañana vio las cosas de otra manera. Solo estaba cumpliendo con su obligación. Volvió a embarcarse en un velero de cabotaje que tocó en Málaga, Almería, Cartagena y Alicante. En aquella ciudad descendió. Los franceses andaban por allí como por su casa, y de pronto Pedro fue consciente de hasta qué punto había menospreciado la situación. Llegó a Valencia tres días más tarde, para comprobar que la ciudad estaba tomada por los franceses. En cada entrada a la misma había fuertes controles. Sin embargo, nadie lo detuvo: alguien le dijo que resultaba más fácil entrar que salir.

Su hermana Rosalía se encontraba en la que había sido la casa de sus padres. Se emocionó al verlo entrar en el patio. No lo esperaba. También él notó cómo sus ojos se humedecían. Le contó que ya tenía siete hijos. Rosalía también tenía dos gemelos, pero estaban en la casa de la Albufera con su hermana Amparo a causa del intenso calor. Ambas habían enviudado y Amparo tenía un solo hijo. Al final, el marido de Rosalía había fallecido de una infección en Francia. El de Amparo había caído en la batalla de Arapiles, cosa que él no sabía.

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