El gato de humo y otros felinos extraordinarios by Luis Bernardo Pérez & Juan Carlos Palomino

El gato de humo y otros felinos extraordinarios by Luis Bernardo Pérez & Juan Carlos Palomino

autor:Luis Bernardo Pérez & Juan Carlos Palomino [Luis Bernardo Pérez & Juan Carlos Palomino]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Ediciones SM
publicado: 2015-04-02T00:00:00+00:00


El gato XT3007

LEGÓ el día en que los seres humanos se vieron obligados a buscar otro planeta para vivir. Era necesario encontrarlo pronto porque en la Tierra ya no cabía ni una persona más. La población se había vuelto tan numerosa que era cada vez más difícil conseguir comida, agua y casa para todos. La gente estaba apretujada, comprimida, apachurrada. Todos se daban codazos y pisotones sin querer: no quedaba espacio ni para caminar.

No resultaba fácil encontrar un planeta adecuado. Unos eran muy calientes o exageradamente fríos. En otros no había oxígeno o su atmósfera contenía demasiadas sustancias muy venenosas. Algunos ni siquiera contaban con una superficie sólida, sino que estaban hechos de gas. Hubo uno que no parecía estar tan mal, pero tenía un pequeño problema: se encontraba cubierto de volcanes y cada cinco o seis minutos ocurría una erupción. Eso se convertiría en una molestia, pues no sería posible dormir a causa del ruido.

Por fin, después de mucho buscar, un equipo de exploradores descubrió un planeta con muy buena pinta. Lo llamaron Erina. Allí los animales, las plantas, las montañas, las nubes y los océanos eran bastante parecidos a los de la Tierra. Había suficiente oxígeno, agua en abundancia y mucho espacio disponible. Parecía el sitio ideal.

Con el fin de estar totalmente seguros de que los seres humanos podrían sobrevivir en ese lugar, se decidió mandar primero a un grupo de doscientos colonos. Ellos se quedarían en el planeta durante dos o tres años antes de que más gente fuera para allá.

Al principio, los terrícolas que fueron a Erina no tuvieron dificultades para adaptarse a su nuevo hogar. El planeta era bonito y con buen clima. Se podían sembrar legumbres, criar animales de granja, volar cometas y organizar días de campo.

Pero en medio de toda esa perfección surgió un problema inesperado. De la noche a la mañana y sin que nadie supiera la causa, se desató una terrible plaga de rationes y ratias. Para quien no lo sepa, diremos que los rationes se parecen mucho a los ratones terrestres, pero en lugar de cuatro patas tienen seis. Además son muy glotones. Las ratias son similares a las ratas de la Tierra, pero cuentan con cuatro filas de dientes y son aún más glotonas.

Los rationes y las ratias comenzaron a invadir las casas de los colonos. No sólo se comían sus alimentos, sino también sus objetos personales e incluso sus viviendas, pues ambas especies podían digerir metal, madera, plástico, cemento y vidrio. Para combatir la plaga se utilizaron trampas especiales, venenos, amuletos, rayos láser y ametralladoras. Ninguna de estas cosas funcionó. Los roedores eran demasiado ágiles, fuertes e inteligentes.

Desesperados, los colonos enviaron un mensaje a la Tierra para solicitar todos los gatos que se pudieran conseguir. Pensaban que ellos acabarían fácilmente con los temibles animales. Pero esta solución también fracasó, porque ningún felino terrestre era rival para las espantosas criaturas. A los pobres gatos se les erizaba el pelo de terror en cuanto veían a un ratión y se desmayaban del susto al ver a una ratia.



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