El estudio adecuado de la humanidad by Isaiah Berlin

El estudio adecuado de la humanidad by Isaiah Berlin

autor:Isaiah Berlin [Berlin, Isaiah]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Historia, Filosofía
editor: ePubLibre
publicado: 1997-06-14T16:00:00+00:00


Los estudiosos suizos y los ingleses habían admirado a Homero, a Dante, a Shakespeare, Milton, Hurd, Young, Percy, Lowth y Blackwell, y habían recuperado el estudio de la poesía antigua. El entusiasmo por los logros del genio colectivo de las sociedades primitivas que Rousseau había alentado, se transformó por el impulso apasionado de Herder en un movimiento europeo.

Todas las expresiones genuinas de la experiencia son válidas. Difieren unas de otras en tanto en cuanto también difieren nuestras vidas: quizás porque el eje de la tierra está inclinado 24 grados. Ello genera la existencia de diversos «climas» geofísicos, distintas experiencias, diferentes sociedades. Herder siente fascinación por cualquier cosa que le parezca auténtica. Tiene sus preferencias, por supuesto: prefiere a los griegos, los germanos y los hebreos, frente a los romanos, los antiguos egipcios o los franceses de su propia época o del siglo anterior. Sin embargo, al menos en teoría, está capacitado para defenderlos a todos; desea tener capacidad, y confía en tenerla, para penetrar —«sentir»[69] (Einfühlen es de su invención, cien años antes de que Lipps, Dilthey o Croce la utilizaran)— en la esencia, entender qué significa vivir, abrazar metas, actuar y reaccionar, pensar e imaginar a través de modos concretos que vienen dictados por las circunstancias de ese momento; y, por tanto, entender los patrones de vida en virtud de los cuales, y solo en ellos, tales grupos pudieran ser definidos. La tesis central que está tras esta teoría es la del crecimiento natural, biológico, emocional e intelectual. La naturaleza es crecimiento, algo de lo que Bodmer y Breitinger habían hablado, tal vez haciéndose eco del nascimento de Vico como Naturwüchsigkeit; un desarrollo natural y espontáneo, no la estática «auténtica naturaleza» de la estética de Boileau, o la Belle nature de Batteux, que el artista debe aprender a entender y mostrar, separándola del mar de la mera experiencia.

Todo lo que es natural es valioso. La teoría (por ejemplo, del Marqués de Sade) de que los vicios, la decadencia o la agresión son tan naturales como el rico y armonioso desarrollo de todas las potencialidades humanas, no tiene cabida en la obra de Herder. En este sentido, Herder es un auténtico hijo de la Ilustración, en su aspecto más inocente, imaginativo y penetrante. Arthur Lovejoy estaba seguramente en lo cierto cuando incluyó a Herder entre los filósofos —quizás la mayor parte de los occidentales— que identificaban la obligatoriedad de adaptarse a las leyes naturales —que hacían que las cosas fueran como son y que gobernaban el mundo inexorablemente— y el carácter potestativo de normas, derivadas aparentemente de la propia naturaleza, y cuya obediencia conducía a los hombres a la felicidad, a la virtud y a la sabiduría. Pero este consenso tiene sus límites; Herder difiere radicalmente del pensamiento fundamental de la Ilustración francesa, y no solo en aquellos aspectos que han sido apuntados por sus estudiosos.

Lo que normalmente se subraya es, en primer lugar, su relativismo[70], su admiración por las culturas auténticas en la medida en que son lo que



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