El duque de Wyndham by Julia Quinn

El duque de Wyndham by Julia Quinn

autor:Julia Quinn [Quinn, Julia]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Romántico, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2008-05-01T00:00:00+00:00


* * *

Grace pasó por los pasillos de Belgrave medio caminando, medio saltando y medio corriendo, en fin, lo que hiciera falta para llegar a su dormitorio con igual medida de dignidad y rapidez. Si los criados la veían (y no lograba imaginarse que no la vieran; esa mañana parecían estar por todas partes), sentirían curiosidad por saber qué le pasaba.

La viuda no la esperaba, pues creía que le estaba mostrando la casa al señor Audley, así que disponía de una hora por lo menos antes de tener que mostrarse en público de nuevo.

¡Por Dios! ¿Qué había hecho? Si no se hubiera recordado quién era él y quién podría ser, le habría permitido continuar. Había deseado que continuara, con un ardor que la horrorizaba. Cuando él le cogió la mano y luego la abrazó, despertó algo intenso en ella.

Aunque la verdad es que ya se lo había despertado dos noches atrás. Aquella noche a la luz de la luna, fuera del carruaje, algo surgió en su interior.

Se sentó en la cama, deseando meterse bajo las mantas, pero continuó sentada mirando la pared. No había vuelta atrás. Es imposible no haber sido besada cuando ya ha ocurrido.

Haciendo una nerviosa inspiración, se cubrió la cara con ambas manos. ¿Cómo había podido elegir al hombre menos conveniente de todos para enamorarse? No, sus sentimientos no eran de enamoramiento, se dijo para tranquilizarse, pero no era tan tonta como para no reconocer sus inclinaciones. Si se permitía… Si le permitía a él…

Se enamoraría.

¡Santo cielo!

O bien él era un bandolero, y estaba destinada a asociarse con un forajido, o bien era el verdadero duque de Wyndham, en cuyo caso…

Se rio, porque era realmente divertido. Tenía que serlo. Si no era divertido solo podía ser trágico, y no se veía capaz de arreglárselas con esa idea en ese momento.

Tal vez se estaba enamorando del duque de Wyndham, lo que en sí mismo era maravilloso, pero ¿en qué medida eso podía ser un desastre? Bueno, para empezar, él sería su empleador, el dueño de la casa en la que ella vivía y con un rango tan superior al suyo, que la distancia era inmensa.

Y luego estaba Amelia. Era evidente que no hacía buena pareja con Thomas, pero tenía todo el derecho a suponer que sería la duquesa de Wyndham cuando se casara. No lograba ni imaginarse lo egoísta y aprovechada que parecería a los ojos de las Willoughby si se arrojaba a los brazos del nuevo duque.

Cerrando los ojos se tocó los labios con las yemas de los dedos. Si respiraba profundamente lograría relajarse, aunque seguía sintiendo la presencia de él; sus caricias y el calor de su piel.

Era horrible.

Era magnífico.

Era una idiota.

Se tumbó en la cama lanzando un largo y cansino suspiro. Era curioso cuánto había deseado un cambio, algo que rompiera la monotonía de sus días atendiendo a la viuda. Y ahora aparecía el amor, como la broma más cruel de todas.



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