El duque de Lerma(c.1) by Alfredo Alvar Ezquerra

El duque de Lerma(c.1) by Alfredo Alvar Ezquerra

autor:Alfredo Alvar Ezquerra [Alvar Ezquerra, Alfredo]
Format: epub
Tags: sci_history
editor: www.papyrefb2.net


VI EL TRIUNFO DEL CONFESIONARIO REAL (1610-1615). LA LEALTAD TRAICIONADA

El confesionario del rey se convierte en el otro centro del poder informal

Fue fray Prudencio de Sandoval el que escribió al comentar que Carlos V tuvo dos privados, Xevres y Gattinara:

Y como ni el reinar ni el privar con los reyes sufre compañía ni igualdad, no se podían ver Xevres y el Canciller578.

Durante el reinado, Felipe III tuvo cuatro confesores, todos dominicos. Fueron: fray Gaspar de Córdoba (1599-1604), fray Diego Mardones (1604-1606), fray Jerónimo Javierre (1606-1608) y fray Luis de Aliaga (1608-1621).

Controlar la designación de esos confesores fue otra de las claves del éxito político de Lerma. Claro que, si se le iban de control, podrían ser su ruina si no lograba destituirlos.

Lerma era, precisamente, el que comunicaba a los agraciados el haber sido elevados al oficio de confesores reales y, además, rubricaba junto al rey el nombramiento579. Más explícito de a quién se debía el oficio, no se podía ser. Pero es que tres de los cuatro confesores (Mardones, Javierre y Aliaga), lo habían sido del duque antes que del rey. Por tanto, con Felipe III-Lerma el ser confesor real adquiere la plena relevancia sociopolítica que antes había empezado a tener. Porque no debemos perder de vista el hecho de que Fresneda y Chaves habían sido, mientras confesaban a Felipe II, consejeros de Estado y miembros de varias juntas. Antes de Felipe III los confesores estaban involucrados institucionalmente en las grandes decisiones de la monarquía de España. Pero al servicio del rey, si queremos. Hay un dato práctico: de muchos confesores reales, o de los príncipes, no sabemos nada o casi nada. De los confesores políticos, casi todo. Con Felipe III, ser su confesor significaba un alineamiento político evidente, superior al de las capacidades teológicas del designado: era ser lermista, al menos en el momento de la designación.

Los confesores de Felipe [III], príncipe de Asturias, sin intervención de Lerma, fueron el dominico fray Pedro Hernández, que murió al año de ser nombrado, y fray Antonio de Cáceres, que pasó de prior de San Esteban de Salamanca a confesor real, así como fray Gaspar de Córdoba.

Fray Antonio de Cáceres fue elevado a arzobispo de Astorga, probablemente para alejarlo del príncipe. Mandándolo a Astorga quedaba claro que algo debió ocurrir en la casa.

Un nuevo dominico, fray Gaspar de Córdoba, fue nombrado confesor en 1587. Estuvo en el cargo hasta 1604, en que murió, «a los 2 de este mes [de junio de 1604], a las cuatro horas de la mañana». Era «persona de mucha calidad y letras». Parece ser que no frecuentó los aplausos de Lerma. Desde luego es evidente que no. Por ejemplo, protestó por la expulsión de la duquesa de Gandía y por la detención tan sonada de la marquesa del Valle, que tanto conspiraba con Margarita de Austria contra Lerma. «Han atribuido la muerte [...] a cierta pesadumbre que dicen tuvo con el duque sobre el negocio de la marquesa del Valle».



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.