El deseo del alfa by Renee Rose & Lee Savino

El deseo del alfa by Renee Rose & Lee Savino

autor:Renee Rose & Lee Savino [Rose, Renee & Savino, Lee]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Midnight Romance, LLC


Capítulo Ocho

Jared

Abro la boca para discutir pero Angelina levanta la barbilla en ese ángulo obstinado que encuentro tan adorable.

Joder.

Mis dedos se enroscan con frustración, y golpear una pared no me va a ayudar. Angelina rechazó mi oferta. Como debía. No soy parte de su futuro. Es un error de mi parte tratar de involucrarme pero que me parta un rayo si voy a dejar que renuncie a su sueño, marchitándose para morir bajo las expectativas de la perfección prestablecida.

Se quita las chanclas y se dirige a la cocina. La sigo, incapaz de mantenerme al margen de lo que haga. Saca lechuga y tomates y los pone en un tazón. Puede ser exactamente lo que ella quiera comer en este momento, pero la vista de eso hace que mi lobo gruña. Piensa que para ser bailarina pesa demasiado. Se ha estado muriendo de hambre para encajar en algún molde que quiero destruir en este momento.

—¿Es eso lo que quieres comer? —pregunto, sonando más gruñón de lo que quiero.

Angelina se gira y pone sus manos sobre sus caderas, una pierna sobresale.

—No puedo comer tacos callejeros y beber cerveza contigo todas las noches, lobito. —Ella golpea los lados de sus caderas—. No querría recibir una carta por gorda de la facultad.

Un verdadero gruñido sale de mi garganta. Me acerco más.

—¿Crees que necesitas perder peso? —Hay advertencia en mi tono pero no la reconoce. O si lo hace, la ignora porque se desentiende de mí.

—Dos o cuatro kilos menos sería ideal.

La enjaulo contra la encimera.

—No, nena, eres perfecta. —Demasiado perfecta para mí. Fuera de mi alcance. Aprieto los dientes. A la mierda esos profesores de baile. Es mejor que nunca los conozca porque no sé lo que mi lobo haría con las personas que hicieron llorar a mi chica.

Ojalá pudiera ser mi chica para poder protegerla del mundo. Tal vez después de que nos separemos, la vigile. Que mi lobo la proteja. Como si eso no fuese jodidamente patético.

Pero no, esta chica no necesita protección. Solo necesita salirse del peso de las expectativas de otras personas para empezar a vivir por sí misma.

—A la mierda con lo ideal. ¿Crees que necesitas perder peso?

Angelina contiene la respiración. Ninguno de los dos se mueve. Mi cuerpo está contra el de ella pero apenas la toca.

—No. —Suena aliviada cuando lo dice—. Si lo creyera, ya habría adelgazado. No quiero parecer un palillo de dientes.

—Esa es mi chica. —Bajo mis labios hacia su frente y los presiono contra su suave piel.

—Haré la ensalada o iré a comprarnos un filete, si lo quieres.

Ella se ríe y la bocanada de aire me golpea en la garganta.

—Quiero que hagas la lista de lo que necesitas para el espectáculo. No para mí. Para ti. Te ayudará a tener claro exactamente lo que necesitas.

—Oh, bueno...

Me quito de su camino.

—Quiero decir, en este momento, Angelina. Esbózala. Es importante tomar medidas en tus sueños. Da este pequeño paso ahora mismo.

—Bien —dice ella de esa manera descarada que me pone más duro que la piedra.

¿Recuerda lo que prometí hacer la próxima vez que dijera bien? Pero demonios, no debería, no cuando.



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